El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado a España a indemnizar con 23.000 euros a Aritz Beristain Ukar. Estrasburgo considera que se violó el Convenio de prohibición de la tortura al no investigarse los malos tratos denunciados por el demandante detenido por actos de kale borroka. Sin embargo la Corte no se pronuncia sobre si hubo o no tortura.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo
(Foto: Flickr/sigi-sunshine)

Según la sentencia, España violó el artículo 3 (Prohibición de la tortura) del Convenio Europeo de Derechos Humanos, desde el punto de vista procedimental, por «la ausencia de una investigación profunda y efectiva» de los malos tratos denunciados por Beristain, nacido en 1980 y residente en Hernani (Gipuzkoa).

Sin embargo, el Tribunal concluye que no hubo violación de ese mismo artículo desde el punto de vista sustancial (los malos tratos en sí), ya que «los elementos de que dispone no le permiten establecer más allá de toda duda razonable» las torturas que el demandante alega.

Beristain se quejó en la demanda de «malos tratos durante su arresto y detención, como golpes en la cabeza, sesiones de asfixia con una bolsa de plástico alrededor de la cabeza, humillaciones y vejaciones sexuales y amenazas de muerte y violación». Su demanda, presentada por los abogados Didier Rouget y Aiert Larrarte Aldasoro, también alegó la ausencia de investigación tras las denuncias presentadas en las instancias nacionales.

Durante su detención del 5 al 10 de septiembre en San Sebastián y en la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid, Beristain fue examinado en cinco ocasiones por un médico forense. En el primer examen se detectó «una herida lineal de 1,5 centímetros en el lado derecho de la cara, a la altura de la mandíbula (erosión malar)».

Durante el trayecto entre Donostia  y Madrid, el demandante alegó que «los agentes le colocaron una bolsa en la cabeza» y «amenazas contra su familia». Ya en Madrid, «recibió golpes con una pistola», y «le introdujeron un objeto por el ano», agregó. Beristain no denunció estos hechos ante el médico forense y «justificó su silencio por el miedo a los agentes de la Guardia Civil que le vigilaban». [visto aqui]

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