Hay madres que combinan el dolor provocado por la pérdida de un hijo con la lucha contra una guerra injusta y unos valores equivocados: Es el caso de Vivian S. Mati, madre iraquí, cuyos hijos (tres) fueron asesinados en Bagdad; de Maribel Permuy, madre de José Couso, que murió en el ataque estadounidense contra el hotel Palestine de Bagdad; de las madres argentinas de la Plaza de Mayo; de Cindy Sheehan, madre de Casey, uno de tantos soldados estadounidenses muertos en Irak.

El 19 de marzo de 2005, en Central Park, Manhattan, se reunieron miles de personas que querían unir sus voces a la de Cindy Sheehan para pedir el fin de la ocupación de Irak. La concentración se celebró en la ladera este del parque, en torno a un escenario por el que fueron pasando testigos directos o indirectos de la guerra en el país árabe: militares heridos que no habían recibido ni indemnización ni tratamiento adecuado para curarse, soldados desertores que no querían ??ir a una guerra en la que no creían y en la que mueren inocentes?, musulmanes estadounidenses que tras el 11-S se organizaron para combatir su discriminación, madres de militares muertos en Irak, madres de hijos que fueron reclutados por el ejército en sus centros de estudio, en los institutos de los barrios más marginados. Del acto solo informaron al día siguiente varios periódicos locales latinos, Democracy Now (el programa de radio y televisión presentado por Amy Goodman) y algunos periodistas extranjeros que pasábamos por allí.

La falta de respaldo político del movimiento contra la guerra era evidente: A la concentración de Central Park, celebrada con motivo del segundo aniversario de la guerra, solo acudieron dos integrantes del Partido Demócrata, concejales de distrito, y que se situaban a sí mismos ??en el ala izquierda del partido?.

Cindy lleva una medalla con la foto de su hijo Casey colgada del cuello. En Madrid, un año después de la protesta en Manhattan, los metros de altura de Cindy y su voz contundente se disolvían en susurros que decían que estaba ??cansada?. Acababa de llegar de Londres, iba a estar aquí dos días y después viajaría a Argentina. Hablaba en torno a dos infusiones con Maribel Permuy en inglés, y ésta le contestaba en español. ¿Cómo os entendéis? Ellas se miraban y tocaban sus colgantes.

Ahora Sheehan anuncia que se va a casa. «Mi hijo Casey murió por un país al que le importa más quién será el próximo Ídolo Americano que cuánta gente morirá en los próximos meses, mientras demócratas y republicanos juegan a la política con vidas humanas», ha dicho. Cindy ha arremetido contra el Partido Demócrata porque no dudó en atacarla cuando ella dejó de limitar sus protestas solo a los republicanos.

Me pregunto si es lógico que solo sean las víctimas las que lideren la memoria y la reivindicación de justicia. Y cuántas de ellas disponen de fortaleza para hacerlo. Periodistas, políticos, historiadores y ciudadanos en general tenemos la obligación de recoger el testigo de las víctimas para que su memoria no sea sepultada por la cotidianidad de una política que da la espalda a la posibilidad de construir sociedades sanas. ¿Qué hará el Partido Demócrata estadounidense?

 

 

 

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