El comercio electrónico, que ya vivía un boom en España y en el mundo, ha aumentado aún más con la pandemia. Pero son cada vez más las voces y lod datos que evidencian el daño ambiental que supone para el planeta en comparación con las compras en tiendas tradicionales y físicas. Y en este sentido, destacan las cifras de emisiones y contaminación de algunos gigantes del comercio electrónico como Amazon, cuya huella de carbono en 2018 fue más alta que la de 9 países de la Unión Europea.

(Foto: Flickr/Stockcatalog)

Los datos son de la propia compañía de Jeff Bezos -y son recogidos por un artículo de El País-, que reconoce que en 2018 emitió 44,4 millones de toneladas de CO2. Esta cifra es más elevada que la de la de nueve de los 27 países miembros de la Unión Europea como Letonia, Croacia o Eslovaquia, según las medidas de la Agencia Europea de Medio Ambiente, y superior también a las dos terceras partes de todas las naciones del planeta.

El pasado mes de junio, Amazon admitió además que, a pesar de los esfuerzos que la compañía anunció para recortar su huella de carbono, en 2019 sus emisiones crecieron un 15% alcanzando las 51,17 millones de toneladas métricas de CO2. Parte de ellas se deben al uso de aviones y camiones para transportar los artículos, algo que no es exclusivo del comercio electrónico. Pero la huella de carbono y el impacto ambiental de Amazon es mayor con respecto a las tiendas tradicionales en gran medida debido a la denominada «última milla», el trayecto del mensajero desde el centro de distribución hasta su entrega en la casa del cliente.

Sólo en Madrid, según datos de Greenpeace, la distribución de mercancías supone el 38% del peso total del tráfico urbano y cada día se entregan entre 350.000 y 400.000 paquetes. Aunque esta cifra se dispara en momentos puntuales. Así en 2019, durante el Black Friday se entregaron 1,5 millones de paquetes en la capital (3,5 en toda España)  y se prevé que en el de este año y con las compras de Navidad, las empresas de paquetería y logística realicen 50 millones de envíos en el país.

La emisiones de combustibles fósiles y gases de efecto invernadero se duplican además, cuando las entregas de los artículos de empresas como Amazon no están en casa o cuando hay devoluciones. Por todo ello, y dada la situación de pandemia y la explosión de compras a través de Internet que se prevé, se está pidiendo soluciones desde colectivos ecologistas y responsables públicos.

Estas van desde la recomendación de comprar en comercios tradicionales que han hecho por ejemplo Anne Hidalgo o Ada Colau, alcaldesas de París y Barcelona, la renovación de los vehículos de reparto con flotas eléctricas, reducción de embalajes o incluso las acciones para fomentar las entregas en puntos de conveniencia y que los clientes puedan recoger sus artículos a pie.

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