El pacto social alcanzado por gobierno, sindicatos y patronal se valora en general de forma positiva en la blogosfera. Se habla de una reforma de pensiones necesaria e inevitable aunque con algunas críticas por el recorte de derechos sociales. El blogger Jorge Galindo explica en radiocable.com que en el fondo subir la edad de jubilación es «una subida de impuestos».

Jorge Galindo

Jorge Galindo cree que el acuerdo puede ser el primer Pacto de Estado en mucho tiempo y subraya que «reduce la conflictividad social y mejora la confianza de los consumidores y la imagen de España en el exterior». Pero cree que lo fundamental es el contenido más que la forma y habla de una «reforma que no es de derechas, ni tampoco de extrema izquierda» ya que en la práctica «subir la edad de jubilación de 65 a 67 años no es más que una forma de subir los impuestos a la población».

Explica que esta medida «era necesaria para mantener la sostenibilidad del sistema de pensiones y no tener que privatizarlo». Y en su opinión no había alternativa a esta reforma «la única alternativa era sacarla sin acuerdo y era peor». También destaca que no es «un impuesto regresivo» porque se han incluído mecanismos de progresión.

En la red otros muchos bloggers analizan y reflexionan sobre el pacto social que implica la reforma del sistema de pensiones:

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Fernando Garea en El patio del Congreso dice que «Zapatero quería una foto y la ha tenido. Una foto de calado porque muestra al Gobierno con los sindicatos y los empresarios, superando conflictos como el de la huelga general. La foto le sirve para mitigar el desgaste de impulsar el que, probablemente, es el mayor recorte desde la Transición y que es consecuencia del 29S».

Manuel Rico cree que aunque la reforma es un recorte de derechos, había un intento de demoler a los sindicatos que el acuerdo ha evitado: «Los sindicatos han firmado recortes, cierto, pero han amortiguado un golpe mucho mayor a las pensiones públicas. Y, sobre todo, han salvado su poder de negociación. Y eso es esencial.»

Melchor Miralles defiende en su blog que el acuerdo «da una base más acorde con la realidad en lo pactado y el interés general es sin duda hacer viable un sistema que hoy estaba en peligro por un evidente desequilibrio financiero. Además, me parece un acuerdo necesario que desbloquea una situación que resultaba axfisiante y que aliviará al señor Mercados».

Ignacio Escolar asegura que «me van a perdonar que no celebre el exitoso consenso nacional pero, francamente, no tengo humor para brindar… No culpo a los sindicatos, podría haber sido mucho peor. Es preferible el acuerdo al decretazo; es bastante mejor también lo que han pactado que la propuesta inicial del Gobierno. Pero perder por menos nunca es una victoria.»

Jose Rodriguez destaca en Observatori de Ciberpolítica aspectos positivos y negativos del pacto pero cree que «no se debería considerar esto una victoria sino una negociación donde se han perdido cosas para ganar y no perder otras. Detrás de todo esto hay un escenario de recortes sociales y retroceso político que no puede achacarse únicamente al mundo sindical».

Rafael Tous en Por la boca muere el pez destaca que el acuerdo que recoge cosa interesantes como considerar como cotizados el tiempo que las madres cuidan de hijos o el de becarios. «Todos los negociadores han demostrado su buen hacer para llegar a la concertación social impulsada por el gobierno. Pero los sindicatos han demostrado su responsabilidad de país».

Manolo Saco en su blog Fuego amigo habla de «un acuerdo beneficioso para todos (menos para el PP), pero en las ruedas de prensa de ayer no se atrevía a sonreír ni dios. Nunca fue tan penosa tanta alegría». Y cree que el pacto «como toda dura negociación, se deja en el tintero, o tira a la basura, muchas reivindicaciones, hasta entonces consideradas irrenunciables».

Salvador García Llanos en su blog ve «un acuerdo de largo alcance. Sus bases aportan la estabilidad necesaria para despejar la incertidumbre -interesadamente azotada por algunos- sobre un colapso del sistema… De ser así, cristalizaría una paz social que no significa la felicidad plena pero propicia que todos se sientan moderadamente satisfechos».

Hugo Martinez Abarca se muestra en contra del acuerdo y cree que «en España tenemos ciertamente mitificados los consensos nacionales, como si los acuerdos fueran buenos en sí mismos. No deberíamos cansarnos en denunciar que lo que está ocurriendo es una escenificación antidemocrática: las decisiones se toman en espacios sin control popular».

Isaac Rosa se muestra en Trabajar cansa crítico con el acuerdo: «La vistan como la vistan, la reforma es un recorte de derechos, y gordo…. Sí, es verdad que podía haber sido peor, que la propuesta del gobierno era aún más dura. Pero lo acordado hay que compararlo con lo que teníamos, y hemos perdido.»

María Dolores Amoros en Pensamientos en Libertad destaca como clave para el acuerdo la perseverancia de Zapatero y el cambio de interlocutores «el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez Sánchez, de gran arraigo sindicalista y el cambio en la Presidencia de la CEOE, Juan Rosell, con interés en colaborar en la solución de esta brutal crisis global».

Ruben Sancho considera que «podemos estar contentos, ya no tanto por la reforma en sí a la que siempre se le podrán encontrar defectos en uno u otro sentido, sino por el hecho de haber escenificado un acuerdo, algo que últimamente no se llevaba mucho por estas tierras».

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