El procesamiento de tres altos cargos policiales por el caso Faisán ha provocado muchas reacciones en la blogosfera.

Elpost de Fernando Garea es un ejemplo. Su «versión apócrifa» alternativa de lo que sucedió allí con el chivatazo ha tenido una gran difusión en Internet. Ahora, en radiocable.com explica: «es un exceso acusar a dos policías, que han dedicado la vida a combatir a ETA, de colaborar con la banda».

Fernando Garea

En su post, Fernando Garea da una versión «que alguien relacionado con el caso le ha proporcionado»: el local estuvo bajo vigilancia policial judicializada durante 5 años, dando información valiosa a la policía sobre el aparato de extorsión de ETA. El aviso de la operación judicial fue a alguien que se dió cuenta de la vigilancia, pero aceptó colaborar con la policía y no denunciarlo: «en el peor de los casos puede haber una imprudencia, una mala praxis o una negligencia profesional, pero en ningún caso puede hablarse de colaboración con banda armada».

Garea considera que «es muy posible que no haya ningun tipo de responsabilidad política como se pretende,  porque no hay nada debajo y lo que hay es el interes de algunos en buscar un caso Gal». Apunta que el PP lo utiliza porque creen que han encontrado una vía para desgastar a Rubalcaba.
Garea también denuncia que «parten de una ventaja que saben y utilizan: no se pueden dar a conocer todos los datos, porque hay información delicada, porque hay chivatos, infiltrados, confidentes… y es peligroso que se juege con esto».

Otros bloggers han escrito en la red sobre el asunto y también consideran que el caso Faisan se está utilizando politicamente:

Javier Astasio en A media luz: «Marear el faisan«. Sostiene: «¿Alguien cree a la policía española capaz de colaborar con ETA si no es por razones «operativas»? El PP lleva demasiado tiempo jugando ??con las cosas de comer? en cuestiones de terrorismo. Creo que, en su afán de encontrar atajos a La Moncloa, los del PP se han propuesto acabar con Rubalcaba, aunque su caída retrase el fin de ETA. Para ello están mareando el Faisán hasta la náusea.»

Juan Carlos Escudier en Tierra de nadie: «Un juez con  sentido comun«. Dice: «Ha tenido que venir un magistrado de la Audiencia Nacional a hacer glosa de lo obvio, y establecer que la negociación de un Gobierno con una organización terrorista y las acciones colaterales que rodean dicho proceso ??léase el chivatazo del bar Faisán- no pueden constituir un delito de colaboración con banda armada por la sencilla razón de que el fin último de la negociación es, precisamente, terminar con la violencia y con la banda en sí. ¿Acaso puede colaborar con el terrorismo quien busca acabar con él?»

Luis Diez en La espuma del día: «Del Urogallo al Faisán«. Cree que: «La evolución judicial del ??caso Faisán? ??que no era más que la ??operación Urogallo? contra el aparato de extorsión de la banda terrorista ETA?? amenaza con amargar la prometedora campaña al candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba». Y explica que para el PP: «no importa si Rubalcaba y su ex secretario de Estado y actual ministro, Antonio Camacho, figuran en la investigación judicial; lo importante es que puedan figurar».

Carlos Carnicero en Bitácora para naufragos de la izquierda: «Faisan, la Justicia y la responsabilidad» Asegura: «Todas las negociaciones con ETA han sido un serpentín rozando la legalidad, porque en los códigos penales no están tipificados los acuerdos de gobierno con una banda terrorista ni lo contrario. Lo necesario es imposible: dejar trabajar a la Justicia para que establezca si hay responsabilidades penales en el caso Faisán y dejar que la historia determine las irresponsabilidades que pudieron cometerse».

En Las notas de Bigas: «Un faisan sin alas«. Consideran que «si bien la operación no se culminó ese día por el supuesto chivatazo a alguno de los implicados, todos los que tenían algo que ver con el entramado económico del llamado impuesto revolucionario fueron detenidos en otra operación unas semanas después. El presunto daño, pues, a la lucha antiterrorista sería bastante limitado (si no directamente nulo), salvo en la cabeza de aquellos que están obsesionados con la imagen de un Rubalcaba candidato».

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