El PP achaca la agresión a un consejero en Murcia a una supuesta crispación política alentada por la izquierda en esta comunidad. La blolgosfera critica de forma unánime el ataque pero la mayoría de los analisis coinciden en considerar injustificada esa vinculación, en alertar del riesgo de azuzar la crispación y en pedir responsabilidad a los políticos para no manipular actos como este ni relacionarlo con las críticas políticas legítimas.

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Jesus Maraña en Buzon de voz denuncia: «la derecha política y mediática decidió con una celeridad desconocida que la responsabilidad de lo ocurrido era de los socialistas y de la ??pasividad? del delegado del Gobierno y del Ministerio del Interior… Sí es responsabilidad de todos los políticos no alimentar la crispación ni manipular una salvajada para manchar las siglas del adversario.»

José Cavero reflexiona en su blog sobre como a imitación de EEUU, «en Murcia «los malos» que se inventó el PP eran, abiertamente, los socialistas. Ahora sucede que el agresor reconocido -pudiera haber otros- no pertenece al ámbito socialista, sino a otras corrientes de opinión mucho más antisistema, con antecedentes por actuaciones anteriores, por ejemplo, en el fútbol. ¿Se desdecirán ahora, pedirán disculpas los populares?»

Ignacio Escolar asegura: «de los hooligans violentos no espero gran cosa; de los dirigentes políticos, sí. Un mínimo: saber distinguir una animalada como ésta de las legítimas protestas contra los recortes que está aplicando el endeudado gobierno de Ramón Valcárcel. Responsabilizar también a Rubalcaba por no poner escoltas ??no todos los cargos públicos los llevan?? es otra manipulación más.»

Melchor Miralles alerta en su blog»estaría bien es escuchar a todos quienes se han excedido en su manifestaciones pedir disculpas por sus palabras. Sería una buena muestra de cordura. Se empieza reventándole la cara a un consejero y esto puede terminar como el rosario de la aurora. Sensatez, sentido común, elegancia y ejemplaridad. Para Murcia y para toda España. Creo que no es mucho pedir.»

Hugo Martínez Abarca considera que «algo falla cuando las críticas acertadas benefician al criticado. Falla en la sociedad y en los sistemas de denuncia política. Habrá que intentar denunciar de formas más eficaces, incomodar a esa parte de la sociedad tan complaciente? pero no podemos asumir un horizonte en el que la crítica política desaparezca por ineficaz, por situarle a uno como marginal o por convertir en víctima al ladrón o al imbécil.»

Pablo M. Beleña en Ojo crítico  ironiza «el agresor de Murcia era de izquierdas? y si no, pues de ultraizquierda? y si no? Es la frase y el razonamiento que algunos parecen ahora pronunciar, empeñados en culpar a los sectores ideológicos de izquierda por haber calentado el clima en Murcia…los ultras, señores, no son por necesidad militantes de formaciones democráticas izquierdas ni de derechas, sino radicales que a título personal ejercen la violencia o la promueven para otros.»

Juan Novoa en El cristal «los dirigentes del PP y los informadores que acusan a la izquierda de la agresión son cuando menos, unos irresponsables. No se puede generar un estado de alarma social a costa de un trío de hijosdeputa, porque entonces tendríamos que cerrar los estadios de fútbol, las discotecas y toda reunión de más de 20 personas los sábados por la tarde.»

Jose Luis Vidal Coy en Planeta herido cree que se está usando la agresión como revulsivo político: «En Murcia, Valcárcel y sus muchos seguidores han visto en la agresión a Cruz la ocasión propicia para despegar sus espaldas de la pared contra la que los tenían cinco sucesivas manifestaciones de funcionarios ????la última de 40.000 personas, según los sindicatos???? en tres semanas

Manolo Saco denuncia el «trabajo que hacen para el golpismo este tipo de comandos, para los que siempre hay un comprador político en la derecha. Al PP le ha faltado tiempo para acusar a Rubalcaba de favorecer con su desidia este tipo de ataques. Es jugar con fuego, y ellos lo saben, hacer el juego a quienes solo buscan ahondar en la crispación política, pero las prisas del PP por asaltar la Moncloa no permiten mayores sutilezas.»

En La sonrisa de los cipreses argumentan «habría que ver que se coreado y gritado o que personas han ido a las manifestaciones de la AVT o las promovidas por la Iglesia, y en las que había militantes del PP, porque en muchas de ellas había crispación y había mucha exaltación, y lo que se pide para unas se debe pedir para otras. (O por ejemplo el mismo día de la hispanidad, donde los pitidos y abucheos fueron llamados libertad de expresión por alguna presidenta autonómica)»

En No más armas que la palabra recomiendan como actuar: «se condenan los actos violentos y se busca a los delincuentes para ponerlos ante la justicia. ¿O ahora son otros los procedimientos? Declaraciones no ya torpes o interesadas, francamente ridículas y zafias las de la señora de Cospedal o Rajoy. Mentira parece que precisamente estos dos individuos hayan tenido anteriormente responsabilidades en el mismo Ministerio de Interior.»

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