No sólo los ecologistas defienden del desmantelamiento de la central nuclear, tambien han manifestado su apoyo a la medida personalidades del mundo de la política y la cultura. En el otro bando, los que defienden la energía nuclear y la prorroga de Garoña se encuentran sobre todo políticos y empresarios.

La central de Garoña de noche
(Foto: Nuclenor)

La ex ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona considera que cerrar Garoña es «la mejor de las decisiones» que podría tomar el Gobierno, no sólo por razones ideológicas, sino por cuestiones «estratégicas» y para definir cuanto antes la política energética del futuro. Narbona y asegura que la nuclear tiene problemas «muy importantes» que son analizados no sólo por los ecologistas. El último informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), plantea la inviabilidad económica futura de la energía nuclear.

La actriz, cantante y conocida activista por los derechos humanos Bianca Jagger se muestra contraria a la energía nuclear y apoya el cierre de las actuales centrales: «No bajan las emisiones de CO2 y no pueden ser la solución contra el calentamiento del planeta. La energía nuclear no es una sustituta para las energías sostenibles y su precio, el coste económico, es extremadamente alto. De hecho, la energía nuclear siempre ha dependido de subsidios masivos por parte de los Gobiernos. Por otro lado, el uranio, además de ser caro, se va a acabar dentro de cinco décadas y representa serios riesgos para la salud de las personas.»

Jesus Caldera desde la presidencia de la Fundación Ideas se ha unido a las voces que piden el cierre de las nucleares, empezando por Garoña. En el estudio «Un nuevo modelo energético para España» [ver pdf] se defiende que «las centrales nucleares existentes en España deberían comenzar a cerrarse a partir del final de las licencias existentes», que debería prevalecer el límite de 40 años y que no es necesario construir nuevas centrales.

En Izquierda Unida ha habido un pronunciamiento público del partido a favor del cierre de Garoña y en contra de liberar el mercado de uranio.

Patxi Lopez, el lehendakari vasco, se ha mostrado partidario de «cumplir las promesas electorales» y por ello de desmantelar Garoña. Y el Parlamento vasco ha exigido el cierre de la central reiterando su oposición a la prórroga tras lograr una amplia mayoría al votar a favor, el único parlamentario de EA, los 30 del PNV, los 25 del PSE, 4 de Aralar y otro de EB. En contra se posicionaron los 13 diputados del PP y el de UPyD.

FACUA, la asociación de consumidores en acción también ha reclamado el desmantelamiento de la central de Garoña  por considerar que esta energía «supone muchos riesgos que se pueden evitar con el uso alternativo de fuentes renovables». Denuncian la radiación artificial en todo su ciclo de producción, que es muy contaminante, ya que la extracción y transporte del uranio supone la emisión de CO2 a la atmósfera, y el problema de los residuos radiactivos.

A pesar del argumento de la perdida de empleo, sindicatos como CNT en Burgos y La Rioja, ELA en el País Vasco, CCOO de Castilla y Leon, La Rioja, Pais Vasco y Aragon han apoyado el cierre de Garoña. A nivel nacional Comisiones Obreras aboga por sustituir la energía nuclear en España, pero mediante «un plan de consenso que determine qué hacer con las centrales y que incluya un plan de desarrollo para la zona donde éstas se ubican.

EN CONTRA DE CERRAR GARO?A Y A FAVOR DE LA PRORROGA

José María Aznar ha denunciado lo que considera «arrojo» del gobierno de Zapatero por defender el parón nuclear y no prorrogar la licencia de Garoña.. Aunque en 2006, bajo su presidencia tomó la decisión de cerrar Zorita.

Felipe Gonzalez es partidario de prolongar la vida de la central de Garoña, porque «el programa electoral no obliga a su cierre. Mi opinión es que si tiene un tiempo útil de 10 años más y, teniendo en cuenta todos los factores (crisis energética, cambio climático…), debería prorrogarse la vida de la central».

Sin embargo, al gobierno de González se debe el primer cierre de una central nuclear en nuestro país. La de Vandellós I en 1989. Era entonces presidente del Consejo de Seguridad Nuclear, Donato Fuejo. Según recuerda el blog de Greenpeace, la central sufrió un grave accidente que a punto estuvo de causar una catástrofe debido a un fuego que afectó a los circuitos eléctricos de la central. Finalmente, el Gobierno decidió su cierre definitivo. En 1984, Felipe Gonzáles también impuso una moratoria a esta energía para limitar el peso nuclear a 7.500 MW y paralizó las obras de cinco centrales.

En el PP, Mariano Rajoy ha considerado que el «sentido común» llama a no cerrar la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) y realizar un «esfuerzo» para no depender del exterior ni de los precios del petróleo y del gas». En el mismo sentido se ha manifestado Jaime Mayor Oreja para quien cerrar Garoña sería «un disparate».

El ex presidente del Congreso, Manuel Marín, actualmente presidente de la Fundación Iberdrola ha defendido la prorroga de las actuales centrales nucleares, incluyendo la de Garoña. Según él, España necesita «guardar el ‘mix’ energético precisamente por seguridad nacional», y aunque aclaró que su «vocación» es avanzar hacia energías renovables, «no es posible» que éstas fuentes «muevan toda la economía española, las industrias y las ciudades», por lo que concluyó que «durante algún tiempo tendremos que mantener el ‘mix’ energético, incluyendo el nuclear».

FCC y su presidente Baldomero Falcones se han mostrado a favor de prolongar la vida de la central. «España necesita energía barata y con emisiones mínimas de CO2. La decisión sobre Garoña debe ser profesional, seria y con rigor», ha asegurado.

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