En una aldea recóndita de Zambia está el Memorial David Livinstone, un monolito de homenaje al famoso explorador británico en el lugar en el que murió. Está casi abandonado y apenas hay tres placas de recuerdo oxidadas. Una de ellas es sin embargo de la ciudad de Barcelona. El Mundo detalla la historia desconocida de este recuerdo que se debe a José Antonio Rodriguez. (Foto: Flickr/Smithsonian)

David Livingstone es quizá el explorador de África más conocido y una leyenda británica. Pocos contribuyeron más que este médico y predicador escocés a «poner en el mapa» el continente negro. También fue de los primeros en denunciar y luchar contra la esclavitud. Su inmenso amor por África le hizo «desparecer» en sus selvas durante años -hasta el punto de que se organizó una misión exploradora sólo para averiguar que había sido de él, la de Henry Stanley y su famoso saludo: «Doctor Livingston, supongo»- e incluso morir en esas tierras.

Falleció el 1 de mayo de 1873 en Chitambo, una aldea en Zambia. Su contínua defensa de los derechos de los africanos le granjeó el respeto de los autóctonos. Tras su muerte, aunque su cuerpo fue repatriado a Londres, sus ayudantes enterraron en Chitambo, a los pies de un arbol, su corazón. En la corteza grabaron su nombre y la fecha. Más tarde el arbol también fue llevado al Reino Unido y se levantó un monolito de recuerdo. En él hay varias placas: una en recuerdo de sus ayudantes, otra del gobierno de Zambia y una tercera… española.

Memorial de Livingstone en Chitambo
(Foto: Flickr/Openafrica)

«En la memoria de David Livingstone, en el primer centenario de su muerte. La ciudad de Barcelona, España. 1973″, reza la placa. La historia comienza en ese mismo año 73, cuando José Antonio Rodríguez, un español que lleva décadas dando vueltas por el mundo, decidió rendir homenaje al gran explorador escocés. «Realizamos un viaje en furgoneta por África. Llamamos a nuestro proyecto Livingstone II para darle un toque publicitario. Le empresa Pegaso nos prestó la furgoneta a cambio de la publicidad», explica José Antonio a El Mundo.

«Queríamos llegar hasta el árbol en el que estaba el corazón de Livingstone. Nos costó mucho llegar. La pista de tierra poco transitada estaba mal mantenida. Nuestro vehículo no tenía tracción en las cuatro ruedas. La pista se había abierto nueve meses antes, cuando se descubrieron las placas conmemorativas del centenario por parte del Gobierno. Después del acto, las autoridades regresaron a Lusaka y la vegetación recobró su espacio. El monumento fue olvidado» añade.

Rodriguez llegó ya en 1974, antes acudieron a los actos conmemorativos del centenario del explorador en Londres y visitaron también Lusaka, la capital de Zambia. «Cuando llegamos, el entorno compensó el esfuerzo realizado. Allí había muerto Livingstone. Lamentablemente el árbol grabado había sido sustituido por el monolito». Sin embargo dejaron alli la placa que aun puede verse… aunque muchos desconozcan su historia.

En Youtube pueden verse videos del monolito. En ellos el actual jefe de la aldea de Chitambo, descendiente directo del que vivió la muerte de Livingstone muestra el monolito y describe los detalles de la historia.

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