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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Fueron cincuenta y dos preguntas retóricas -formuladas y contestadas a sí mismo- las que lanzó Rajoy durante el primer debate televisado de 2008, «una señal inequívoca de su estilo» -según los expertos.

Lo moderaba Manuel Campo Vidal, como hoy, y tuvo lugar el 25 de febrero de 2008.

Aquel día Zapatero habló de desaceleración con una frase que le persiguió el resto de la legislatura: «la desaceleración no va a ser ni profunda ni prolongada». Pero aunque Rajoy contraatacó en diferentes intervenciones con la cifra de aumento de los «300.000 parados» (aludió al paro unas 6 veces y a los parados en unas 7 ocasiones); y aunque habló de los precios del pollo, del pan, de la leche y de los huevos, la palabra crisis no fue mencionada en ninguna ocasión por el líder del PP. Porque la «crisis» no era todavía el eje central de los debates en aquella época:

«hemos tenido tres debates sobre el estado de la Nación y en sus discursos, que son largos, sólo ha dedicado tres minutos a la parte de la economía» -le recordó aquella noche Zapatero.

Y tanto el primero, como el segundo del 3 de marzo moderado por Olga Viza, tuvieron un esquema similar.

En lo que sí fue muy insistente Mariano Rajoy fue con la seguridad, con el terrorismo (mencionó a ETA unas 16 veces) y con la inmigración (recurrió a ella en unas 9 ocasiones). Tanto que Zapatero le llegó a decir:

Zapatero: Ustedes hicieron las regularizaciones con un bono bus, que valía un bono bus siendo usted ministro del Interior

Rajoy: ¿Un bono bus? -contestó el líder del PP- ¿Qué es eso? -se rió, dando a entender que no sabía de lo que se trataba.

Y aquello, como era previsible, se convirtió en uno de los momentos más comentados de la noche.

Nube de palabras realizada a partir de las intervenciones de Mariano Rajoy durante el primer debate. (Las cifras y los tamaños son aproximaciones porque se descartan/incluyen reiteraciones).

 

La posición de Rajoy fue ofensiva, de ataque, llegando a lanzar acusaciones muy contundentes contra el Presidente al hilo de la negociación con ETA:

Rajoy: (?)Yo lo que nunca haría sería agredir a las víctimas del terrorismo como ha hecho usted. Eso sí son personas indefensas y no el señor Serrat y esos señores que ha citado usted..
Zapatero: Yo no he agredido a ninguna víctima del terrorismo, es una acusación muy grave señor Rajoy.
Rajoy: Si es que me trae completamente sin cuidado.
Zapatero: Eso es muy grave?
Rajoy: No, pero yo estoy diciendo la verdad?
Zapatero: Yo no he agredido a ninguna víctima del terrorismo. (?)
Rajoy: Yo mantengo lo que he dicho: que el señor Zapatero ha agredido a las víctimas del terrorismo. Lo mantengo. Que quede claro.

Uno de los mayores errores de Rajoy en aquellos debates fue «entrar a discutir de lo indiscutible». Eludió el 11-M al que tanto recurrió el PP durante la legisltatura, pero durante el segundo debate, Rajoy trató de convencer a los espectadores de que Zapatero había legalizado la intervención en Irak: «Rajoy explicó que Zapatero había aprobado una resolución en Naciones Unidas, tras sacar a las tropas. Sin embargo, a pesar del matíz, la sociedad ya tenía interiorizado ese asunto y Rajoy vació su depósito de credibilidad»-cuenta uno de los asesores de Zapatero.

En términos generales, en ambos debates, la posición de Zapatero fue propositiva de forma intencionada:  «se intentó reforzar su determinación poniendo mucho énfasis en los gestos, dando respuesta a lo que decían las encuestas » . Zapatero aludió reiteradamente a las conquistas sociales y trató de dibujar en cada intervención al personaje con el que quería presentarse ante la sociedad. Rajoy contestaba y lanzaba titulares, pero Zapatero, mientras tanto, repetía un esquema transversal: «este he sido yo, este soy yo, y está será mi política a partir de ahora».

Aquellos debates tuvieron una notable trascendencia por anécdotas menores. Rajoy, guiado por sus asesores, improvisó parte del discurso sobre una niña imaginaria:

«En esa niña pienso, que va a crecer, que tiene que estudiar, que quiere tener una vivienda. Esa niña está en mi cabeza, es la que mueve mis sentimientos y mi corazón. Esa niña»

A aquella niña se le atribuyeron varios padres: Pedro Arriola -hombre de la máxima confianza de Aznar que también  asesora a Rajoy en este debate- o Antonio Sola,  un asesor contratado por Rajoy que había pasado años en Latinoamérica dirigiendo con éxito campañas electorales, entre ellas una en Guatemala que tenía como lema «mano dura, cabeza y corazón», similar al «con cabeza y corazón», lema de campaña del PP.

Zapatero, por su parte, se despidió con un «Buenas noches y buena suerte», por propia elección, imitando la despedida del periodista estadounidense Ed Murrow que fue víctima de la ‘Caza de brujas’ del senador McCarthy.

Nube de palabras realizada a partir de las intervenciones de Rodríguez Zapatero durante el primer debate

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