Second Life no es un juego. La identidad virtual es un activo. Personalidades como Suzanne Vega, Segolene Royal y diversos directivos de empresas (IBM, Adidas, Vodafone), han paseado por el mundo virtual con sus avatares, ¿que habría sucedido si alguien hubiera sido capaz de interceptar el personaje y someterle a vejaciones sexuales en público? la fotografía habría dado la vuelta al mundo y su imagen virtual habría sido dañada.

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Es una historia difícil de comprender si uno no tiene un avatar y no ha invertido horas y dinero en Second Life. Pero no es una frivolidad como podría parecer a primera vista. El mundo perfecto de Second Life tiene también alcantarillas. Dos diarios belgas se hicieron eco en abril de una denuncia de violación virtual en Second Life y aunque la veracidad de la noticia fue muy cuestionada,  no es la primera vez que se oye hablar de vejaciones sexuales en el mundo virtual, sin que la víctima pueda hacer nada por evitarlo. Incluso la revista Wired se ha preocupado por el fenómeno, abriendo paso a un nuevo debate. Una advertencia del futuro al que nos asomamos.

Lo que en apariencia es una simple gamberrada incómoda, puede convertirse en una pesadilla para algunos usuarios: acoso en el chat, insultos, borrado de propiedades virtuales, vejaciones de todo tipo e incluso la expulsión y pérdida de todas sus propiedades, sin causa justificada.

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Un avatar es la extensión virtual de tu identidad. Con él conoces gente, realizas transacciones y te relacionas con los demás. Si el tiempo invertido es mucho, tu personaje se convierte en algo más que un gráfico: es tu tarjeta de presentación. Y una violación sexual de tu personaje tiene consecuencias:

«…aunque en ningún momento puede ser comparable a su equivalente físico, también puede dejar algún tipo de secuela, sobre todo para los menores o para aquellas personas que hayan tenido alguna experiencia de este tipo en la vida real. […]
Entrar en debates sobre si este tipo de abuso debe o no ser penado parece algo desproporcionado, pero no cabe duda de que se trata de una experiencia que puede resultar molesta y nada agradable, sobre todo para aquellos que formen parte de una comunidad de este tipo, y tengan vínculos y lazos emocionales que les unan a ella…», señalan en Baquía.

 

Sea como fuere, hay consenso en Internet del daño afectivo que puede causar el acoso a quien se siente agredido. Moebius afirma:

«….Olvídense un segundo de la idea de violación y piensen en degradaciones, insultos, dejar personas fuera de grupos, y tantas cosas más que ocurren en ámbitos virtuales. No es un tema menor sin duda, porque los afectos, en inmersión tecnológica son afectos tan validos como los de este lado de la pantalla»

 

Las violaciones no son las únicas agresiones denunciadas en el mundo virtual. A pesar de las herramientas que facilita Second Life para denunciar actividades molestas, hay avatares que se organizan en grupo para acosar a otros jugadores e incluso realizar denuncias falsas hasta conseguir la expulsión de sus víctimas. Algunos jugadores españoles denuncian en los foros haber sufrido esa persecución:

…»les ordenó que mandasen reportes de abuso contra nosotros. Pensó que, al ser más, tendrían mas credibilidad que nosotros. Tambien dijo que nos apuntasen en «su lista negra» para hacernos la vida imposible, […] dijo :»pagaré a un tio si hace falta para que esté todo el día detras de él haciendole la vida imposible»

 El asunto, más allá de lo afectivo, puede tener trascendencia económica: ¿Que ocurre si alguien consigue su expulsión y con ella, la pérdida de todas las propiedades virtuales acumuladas durante meses?

El debate está servido porque no todo el mundo entiende Second Life de la misma forma. Lo que para unos es un simple juego de rol, donde caben las mafias virtuales y psicópatas sexuales, para otros es un nuevo espacio donde relacionarse e incluso crear negocios. ¿Donde está el punto de encuentro?

¿Has tenido experiencias negativas en Second Life? Cuentanoslo en las aportaciones a la noticia.

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