Un entrenamiento en Blackwater

En noviembre, la Casa Blanca tendrá nuevo inquilibo. Se esperan cambios, pero la envergadura de estos dependerá en buena medida de si el ganador es Barack Obama o John McCain. El republicano podría modificar pequeños aspectos de la política de Bush, pero es poco probable que haya una revolución. Todo lo contrario sucede con el candidato demócrata que de hecho ha hecho de la palabra «cambio» el eje de su discurso político.

Aunque con respecto a una de las cuestiones más polémicas de estos últimos tiempos, la subcontratación de ejercitos privados de empresas como Blackwater para llevar a cabo misiones de seguridad, algunos expertos dudan de que Obama pueda realmente prescindir de ellos o reducir la dependencia actual. Jeremy Scahill, uno de los periodistas que más ha investigado a la polémica empresa de seguridad privada, cree de hecho que el futuro de Blackwater es brillante independientemente de quien gane las elecciones.

Obama ha dicho publicamente que no le gusta que estas empresas de mercenarios no tengan que responder de sus actos ante la ley de EEUU y las ve como un peligro para las tropas en Irak. De hecho apoya un mayor control sobre ellas. John McCain en cambio apoya su contratación y según Cahill, uno de sus principales asesores, Charlie Black incluso trabajó para Blackwater.

Pero aunque Obama quisiera realmente prescindir de los servicios de seguridad privada es posible que no pudiera hacerlo facilmente. Ahora mismo el número de efectivos de Blackwater en Bagdad es igual a dos tercios de los agentes oficiales del Departamento de Estado… en todo el mundo. Si es elegido presidente, el Senador por Illinois quiere que la seguridad de sus diplomáticos corra a cargo de tropas regulares, pero los expertos creen que se necesitarían años para reclutar y entrenar a una fuerza capaz de reemplazar el ejercito de Blackwater.

Un convoy protegido por Blackwater

Eso sólo en Irak. En Aganistán, donde Obama es partidario de enviar más tropas, también se encontraría con una importante implantación de empresas de seguridad privadas.

En los últimos meses, pese al escándalo del tiroteo en Irak, las cosas le han ido muy bien a Blackwater. Han abierto una división de inteligencia que permite algo asi como contratar espías privados, optan a un contrato del Pentágono de 15.000 millones de dólares para luchar contra el narcotráfico en Colombia, Bolivia, Afganistan y Uzbekistan e incluso están desarrollando sus propios vehículos militares.

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