Eugene Robinson – Washington. ¿Está el Gobernador de Illinois Rod Blagojevich a punto de ser destituido por estar como una cabra, inspirar repugnancia y llevar un mal corte de pelo? Al parecer sí. En defensa de los Senadores del estado de Illinois que parecen haber decidido ya el sino del gobernador, sin embargo, el corte de pelo roza en realidad lo criminal.

E. Robinson

Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

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Pero para mí no está claro qué más ha hecho Blagojevich que un jurado debidamente constituido declarara ilegal. Hasta en el caso de su amenazador corte, en el peor de los casos es el co-conspirador de un acto cobarde cometido por su peluquero.

Desafortunadamente para el gobernador, el Senado de Illinois no se desenvuelve según las estrictas normas de las pruebas y los testimonios que limitan un proceso judicial. E incluso un observador tan parcial como yo -¿qué columnista quiere ver a una figura política tan colorista e impredecible vetada del escenario político?- tiene que reconocer que los residentes del quinto estado más densamente poblado de la unión se merecen algo mejor que estar gobernados por el chiste del programa de las madrugadas.

El lunes, mientras los legisladores de Springfield convocaban el proceso de destitución del gobernador, Blagojevich se encontraba en Nueva York haciendo las delicias de los programas de debate. Se comportaba más como una estrella del cine cuya última película se estrena el viernes que como un político que podría quedarse sin cargo el viernes.

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Blagojevich es acusado por el fiscal Patrick Fitzgerald de intentar vender al mejor postor el escaño vacante en el Senado perteneciente al Presidente Obama. El gobernador, que mantiene su inocencia, declaraba a «Good Morning America» en la ABC -y esto es un ejemplo de porqué lo vamos a echar de menos- que entre aquellos a los que consideró designar al Senado de los Estados Unidos se encontraba Oprah Winfrey.

Ella es ??una mujer afroamericana que probablemente tenga más influencia por ella misma que 100 senadores,» argumentaba Blagojevich en su comparecencia entre las mujeres de ??The View.? Proseguía para afirmar que descartó la idea tras preguntarse si Winfrey iba a tener algún interés en el cargo, si respondería a su llamada siquiera o no -puesto que ??ella es Oprah, y yo sólo soy el gobernador de Illinois?- y si el gesto sería considerado en algunos sectores como ??un truco.?

¿De dónde sacaría esa idea?

Blagojevich también realizó su alegato en «Today,» en la NBC, en una entrevista grabada en sus oficinas de campaña donde el pinchazo del fiscal Fitzgerald recogía las conversaciones telefónicas que condujeron a la detención del gobernador.

Fue un ejercicio de futilidad, en lo que respecta al procedimiento de acusación. Fitzgerald ha solicitado a la Legislatura de Illinois que se abstenga de intervenir con los testigos que podrían ser llamados a declarar en un juicio penal eventual. Eso significa que es improbable que los senadores que se disponen a juzgar a Blagojevich vayan a escuchar testimonios directos de su culpabilidad o su inocencia. El auto del FBI que detalla las conversaciones grabadas sobre el escaño del Senado entre otros asuntos debería bastar para expulsar del cargo al gobernador.

Esas conferencias telefónicas e intercambios informales llenos de improperios podrían no bastar, no obstante, para meterle en la cárcel. Fitzgerald puede tener pruebas que aún no haya presentado. A partir de lo que hemos visto, no obstante, no se deduce inmediatamente qué crimen ha cometido Blagojevich aparte de ser algo parecido a un bufón o un capullo.

En una conversación grabada, Blagojevich se refiere al escaño vacante del Senado como «algo (improperio) valioso. No lo vas a regalar al primero que pase… Yo tengo esto, y es (improperio) de oro.? Evalúa los diversos candidatos en función de lo que ellos podrían darle a cambio -donaciones de campaña, por ejemplo- y critica al gabinete de Obama por negarse a ofrecer algo a nombre de su candidato favorito, la partidaria veterana de Obama Valerie Jarrett, excepto la valoración del gesto.

En algunos círculos, esto se conoce como política. No lo diga en voz alta.

Intentar sacar tajada de un nombramiento político no carece de precedentes. Hacerlo mientras se habla igual que un personaje de «Los Soprano» supone un delito contra la estética, pero no estoy seguro de que sea un delito criminal.

Si Blagojevich hubiera consumado un acuerdo para su beneficio personal a cambio del nombramiento, Fitzgerald podría tener un caso en el que todo está hecho. Pero el gobernador no llegó a consumar nada. Simplemente habló sin parar, sobre todo de que no tenía a nadie con quien jugar. Dudo que haya algo en las grabaciones que baste para meterle en la cárcel

Su talento se va a desperdiciar allí, de todas formas. Viéndole en «The View,» se puede apreciar que el tipo nació para ser presentador de programas de entrevistas. Cuando Joy Behar decía que le escuchó hacer una imitación improvisada de Richard Nixon y le invitó a decir «No soy un ladrón,? él puso reparos sabiamente. A continuación, sin perder comba, respondía: «Déjeme decirlo claro??

Eugene Robinson
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