El informe anual de Amnistía Internacional revela que 2021 fue un año de «desigualdad más profunda y mayor inestabilidad», cuando «debería haber sido un año de cura y recuperación». El mundo no cumplió con el reparto equitativo de vacunas, se multiplicaron los conflictos bélicos, y al menos 67 países introdujeron leyes que limitaban la libertad de expresión, de asociación o de reunión.

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«Los dirigentes del mundo se confabularon con gigantes empresariales para acaparar poder y beneficios, con falsas promesas de una recuperación justa de la COVID-19«, aseguran desde la organización.  Denuncian «la perniciosa codicia de las empresas y el brutal egoísmo nacional» y » el abandono de la infraestructura sanitaria y pública por gobiernos de todo el mundo».

Recuerdan que, «a pesar de que había producción suficiente para vacunar totalmente a la población mundial en 2021″, en países de ingresos bajos menos del 4% consiguió la pauta completa a finales de 2021. Y en África, que tiene la tasa de vacunación más baja del mundo, menos del 8% de la población del continente estaba vacunado con la pauta completa a finales de años.

Subrayan el hecho de que países ricos como los Estados miembros de la Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos «acumularon más dosis de las que necesitaban, mientras miraban para otro lado cuando las grandes empresas farmacéuticas anteponían los beneficios a las personas negándose a compartir su tecnología y permitir una mayor distribución de las vacunas». Pfizer, BioNTech y Moderna previeron unos beneficios de hasta 54.000 millones de dólares y suministraron menos del 2% de sus vacunas a países de bajos ingresos.

Además, en 2021 estallaron conflictos nuevos y persistieron otros no resueltos en Afganistán, Burkina Faso, Etiopía, Israel y los Territorios Palestinos Ocupados, Libia, Myanmar y Yemen, en los que las partes enfrentadas violaron el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario

A esto se suma «la tendencia involutiva a amordazar la disidencia«. Amnistía Internacional destaca que al menos 67 países introdujeron en 2021 nuevas leyes que limitaban la libertad de expresión, de asociación o de reunión. En Estados Unidos documentan el caso de al menos 36 estados que presentaron más de 80 proyectos de ley que limitaban la libertad de reunión. En Reino Unido propusieron el Proyecto de Ley de Policía, Delincuencia, Imposición de Penas y Tribunales, «que reduciría drásticamente el derecho a la libertad de reunión pacífica, entre otros medios, con la ampliación de las facultades policiales». En Rusia, señalan la medida del gobierno de recurrir al reconocimiento facial para practicar detenciones masivas de quienes se manifestaban pacíficamente. Y, en China, el bloqueo de aplicaciones en las que se hablaba de temas polémicos.

También reservan un espacio para España, señalando «la impunidad por lo sucedido en las residencias, el riesgo de consolidación de las amenazas a la libertad de expresión, y la incoherencia en el trato a personas refugiadas«.

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