Triste destino el que acaba en armas. Me pregunto yo qué le habrán enseñado sus madres a ciertos individuos.

Una parte de la prensa está sembrando la idea de que el Gobierno de España, en síntesis, ha sufrido con el Alakrana una victoria humillante porque no solo se ha demostrado extorsionable, si no que para su mofa los piratas lo han celebrado por todo lo alto en su pueblo y a la vista de todos.

Tenemos que reconocer cómo, bajo esta idea, subyace nuevamente un llamado a las armas, que nuevamente invoca ha resarcirse de una humillación. Como (sensatamente) nos damos cuenta, colectivamente, de que no podemos con los Somalies, pues la tomamos con el Gobierno.

Por suerte (serían criticadas) las Reglas de Combate de la Operación Atalanta aún no pertenecen al glosario de prensa y radio. En resumen éstas dicen que las órdenes del ejército son defenderse así mismo y por ende defender a los pesqueros, pero también ordenan que no se puede no atacar a nadie. ¿Porqué?

Porque la sociedad ha ido comprendiendo, por primera vez en muchos años (a lo mejor, incluso, por primera vez) la evidencia de que las guerras no son saludables, y que si hay que recurrir a ellas es solamente para defender nuestras vidas o la de los nuestros como el único caso en el que podemos llegar a comprenderlas.

Los llamados a las armas son peligrosos, hacerlos sin darse ni cuenta es muy irresponsable, hacerlo por la defensa del honor es una versión feroz y sanguinaria del quijotismo, hacerlo para desgartar al Gobierno es miserable.

PD. La versión sobre la «Ikurriña» en el mastil es, además, xenófoba. Esa es la bandera de una Comunidad Autónoma de España, que es parte del Estado Español y que por tanto es parte de nosotros como ciudadanos. El rechazo a esta idea tiene el mismo triste fin: el rechazo a la vida.

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