Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Son las dos noticias del día: la primera ya se ha producido, la segunda está a punto de producirse. Y puede que ambas lleven más ruido que nueces. Lo de Annapolis es, desde luego, un hecho sobresaliente, e inesperado. Tras años de bloqueo, se llega a un compromiso de diálogo y se marca una fecha.

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Una fecha publicitaria: la paz se alcanzará antes de que finalice el mandato de Bush, casualmente. La experiencia histórica no autoriza el menor optimismo, y menos cuando los palestinos ya no son un pueblo, sino dos.

Pero seguro que habrá mucho dinero para Cisjordania, pues Gaza está condenada. Bush se condecora, el mundo aplaude y las cámaras disparan sus flashes. ¡Aleluya!. Pero nada cambiará hasta que no cambie lo que nadie está dispuesto a cambiar. Y mientras, aquí, en el Congreso, la cámara se dispone a votar la reprobación o no de la Ministra de Fomento, Magdalena Álvarez.

Se espera un resultado apretado: ha habido una treintena de reprobaciones y ninguna ha prosperado nunca. Si ésta de hoy prosperara, el gobierno no tendría la obligación de cesar a la ministra, pero sería un golpe político muy serio. La verdad es que este caso es más que la reprobación de una ministra, es un auto de exculpación general. La catastrófica situación de las infraestructuras catalanas no se logra así como así.

Se necesitan años de incompetencia de varias administraciones, centrales y autonómicas. Y paga la factura la que llegó la última, la que cometió los últimos errores. Ella es el pararrayos sobre el que cae la ira acumulada durante años. Veremos qué ocurre.»

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