La campaña «Armas bajo control», que lideran Amnistía Internacional, la Fundació per la Pau, Greenpeace e Intermón Oxfam, destaca que España vendió armas en el primer semestre de 2010 a casi todos los países que viven revueltas en Oriente Medio y el Magreb: Egipto, Tunez, Argelia, Arabia Saudí, Marruecos o Libia. En concreto el país de Gadafi recibió material de defensa español por valor de 6,9 millones de euros, ya que desde la visita del dictador en 2007, el comercio con el dictador libio se disparó.

Portesta contra Gadafi
(Foto: Flickr/Messay)

Esta semana el gobierno español ha anunciado que suspende la venta de armas a Libia, pero algunos denuncian que parte de lo enviado a Gadafi desde España puede estar siendo utilizado para atacar violentamente a los manifestantes que piden el fin del regimen. Especialmente porque entre el material comprado por Libia había aeronaves y equipos de formación de imagen, una categoría que comprende, por ejemplo, las mirillas telescópicas.

«Es casi imposible de probar porque en los informes de exportación que se hacen públicos no consta exactamente qué se ha vendido, sino el tipo de material: de vehículos, de aviación? pero no podemos saber exactamente si son granadas o máscaras de gas, por ejemplo», ha dicho Irene Milleiro de Intermón Oxfam. «En cualquier caso», ha puntualizado Jordi Armadans, de Fundació per la Pau, «está claro que el armamento que Gadafi está usando procede de Europa».

Pero no solo Libia figura entre los destinos del armamento español. También figuran países de la zona protagonistas de revueltas e incidentes como Egipto que recibió casi 500.000 euroscorrespondientes a la categoría 4 (bombas, torpedos, cohetes y misiles), y 10 (aeronaves). Túnez recibió 778.000 euros en la categoría 4. Arabia Saudí recibió 1,5 millones de euros en la categoría 6 (vehículos terrestres) y 10, mientras Marruecos recibió aeronaves por valor de 1,1 millones de euros. Y en 2008 también Barhein recibió material español.

Las ONG´s exigen al Gobierno que revise caso por caso todas las transferencias y exportaciones, tanto aquellas ya autorizadas como las que están en proceso de autorización a los países del Norte de África y Oriente Medio. Debe asegurarse de que en ningún caso van a facilitarse armas, piezas, municiones o apoyo técnico allí donde exista un riesgo de que sean usadas para violar los derechos humanos.

De hecho se sabe que sí se denegó una operación de material de doble uso a Irán, dos a Pakistán y cuatro a Yemen. En todos los casos, se trataba de sustancias químicas, y la razón de la denegación fue el «riesgo de desvío para producción de armas de destrucción masiva y existencia de denegaciones de otros países».

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