Era el tercer y definitivo «cara a cara»televisivo -en este caso a tres bandas- antes de las elecciones generales británicas del próximo 6 de mayo. Era la última oprotunidad para los telespectadores de ver en acción a Gordon Brown, David Cameron y Nick Clegg para decidir con su voto cual de ellos será su próximo primer ministro. Y el resultado fue una audiencia de 8,1 millones de personas (31% de share).

 

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Un dato aceptable… pero que palidece frente a las cifras de seguimiento en otros países. En España, por ejemplo el primer cara a cara en 2008 entre Zapatero y Rajoy fue seguido por 13 millones de personas y el segundo por casi 12 millones. Teniendo en cuenta las diferencias de población -el Reino Unido cuenta con más de 60 millones de habitantes, frente a los casi 47 millones de España- el dato es aún más llamativo.

Y la comparación con los registros franceses recientes es aún más contundente. El primer debate entre Nicolas Sarkozy y Segolene Royal de mayo de 2007 tuvo una audiencia record de 20 millones de espectadores. Y en Alemania, el más poblado de los países europeos, el cara a cara de 2009 entre Angela Merkel y el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier fue seguido también por más de 20 millones de personas.

Los 8 millones británicos corresponden al tercer debate. El Reino Unido ha vivido otros dos. El primero fue el más seguido, pero la cifra sigue sin ser espectacular 9,4 millones de espectadores (un 37% de share). Y sorprende también los datos del segundo que cayó hasta los 4,1 millones y 16.7% de cuota de pantalla.

Y todo esto a pesar de que esta campaña británica de 2010 está contando con el revulsivo de Nick Clegg, apodado por algunos el Obama inglés.

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