Dos niñas en un campo de refugiados de Chad
(Foto: ACNUR/H. Caux)

Lo denuncia ACNUR desde su página web y asegura que ha tenido que retirar a su personal en la zona por otros ataques aéreos. En concreto 9 cooperantes que trabajan con refugiados sudaneses en la frontera con Chad, en la zona de Birak, son los que han tenido que ser evacuados por seguridad. Pero han revelado que recientemente un campo de desplazados fue directamente bombardeado. Otro cooperante ha publicado un testimonio en el que define la crisis que vive Darfur: «Si el infierno existe, está aqui«.

Los trabajadores de ACNUR explican que un refugiado les contó que el pasado 18 de enero varios aviones sobrevolaron el campamento para desplazados en el que se hallaba… y lo bombardearon. «Contamos 18 bombas en total, seis de ellas habían sido lanzadas directamente sobre el campo?, según el testigo. Los cooperantes de la ONG que se encontraban ese día en Birak, confirmaron que oyeron las explosiones de los bombardeos en el lado sudanés y notaron las vibraciones del suelo provocadas por la deflagración.

Esta situación ha obligado a evacuar temporalmente al personal de la zona. Uno de los responsables de ACNUR ha mostrado su frustración por esta situación, ya que asegura que los desplazados siguen llegando en gran número a la frontera con Chad y los ataques aéreos les impiden atenderles. 

Un grupo de desplazados llegando a Chad

Pero además en la web de periodismo ciudadano Bottup han colgado una estremecedora crónica de un cooperante que trabaja en Darfur. Se llama Kyriakos Giaglis y describe las condiciones en las que desempeñan su labor: con suciedad y arena hasta en la comida, con muertes y violaciones a diario, sin poder alejarse más de 20 metros de donde trabajan, ni abrir las puertas de su refugio…

Cerramos con sacos de arena las ventanas. Así disminuimos la posibilidad de que alguna bala entre por la ventana. Durante las noches se oyen disparos, a veces explosiones también, desde lejos. Nos informaron de que hay un problema con los techos: son de una lámina metálica muy fina. A veces disparan hacia el cielo, y cuando las balas caen pueden traspasar el techo» cuenta.

Giaglis también cuentan que sólo pueden acceder con helicópteros a los campos que están alejados. Por tierra seguramente no llegarían. Los grupos de guerrillas y los «Janjaweed» esperan que cometan ese error. Y el Gobierno acaba de prohibirles el acceso al Norte, que queda bajo el control del «Justice Equality Movement», ahora. Eso supondrá que gran parte de la población que depende de la ayuda humanitaria, se quedará sin comida, medicinas y agua.

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