Dolores Carrión, la delegada del gobierno, tiene que ser cesada ya
Dolores Carrión, la misma que negociaba a escondidas con los comerciantes de Sol la expulsión de los acampados y que sitió el centro de Madrid policialmente, ha conseguido poner de acuerdo a todo el mundo: «Clamor por la dimisión de la delegada del Gobierno tras los altercados de Sol -en la visita del Papa-«, -dice el diario de PedroJ
Los vídeos sobre el comportamiento de la policía en Madrid contra ciudadanos pacíficos inundan youtube y muestran en el extranjero la faceta más vergonzosa de nuestros defensores de la ley.
La policía parece fuera de control, incapaz de contenerse, de distinguir entre el respeto y el miedo. Evoca, sí, a otro espacio-tiempo, de similares actitudes.
Pero la culpa no es solo de ellos. Escuchar a José Blanco defendiendo la actuación policial sin sonrojo, sin un ápice de autocrítica -esa cosa que a veces permite confiar en la democracia- produce estupor y les regala impunidad.
Dolores Carrión ha dilapidado el escaso crédito que pudiera quedarle y si el gobierno no hace nada por remediarlo su responsabilidad se extenderá como una infección a todo el ejecutivo.
«todos los poderes públicos pueden y deben estar a mano, pero no sólo cerca de la ciudadanía y sus problemas, sino que además la Delegación del Gobierno cree en la Coordinación entre las Administraciones y en la Lealtad Institucional, al servicio de las madrileñas y madrileños». -dice Carrión en la web
¿Al servicio de los madrileños?
«¿Peregrino? Nada, que pase», -se escucha a un policía en uno de los vídeos (min 1:20).
Como si el derecho de reunión solo existiera para ellos. Y al que lo denuncie, estopa, para que se le pasen las ganas. Todo tan democrático, tan nuestro.