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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Una convocatoria electoral siempre representa una fuente de esperanza para los políticos: «quizá las encuestas se equivoquen»; «puede que finalmente se consiga impulsar la movilización»; «no estaremos tan mal…» etc.

Desde esa perspectiva el patinazo del PSOE ha sido sonoro y, sin embargo, en realidad, no ha pillado por sorpresa a nadie. Todo el partido sabía que los resultados electorales en este contexto de crisis iba a ser malo y llevaban días preparándose para la derrota. Otra cosa diferente, opinan los socialistas, serán las generales. Tras la crisis vendrá la calma, lo que sumado a una eventual disolución de ETA, devolverían algo de credibilidad a la maltrecha reputación de Zapatero y del PSOE.

Cataluña, por otro lado, ha sido históricamente uno de los graneros de voto en las elecciones generales para el PSOE. En las generales se produce un aumento de entre 500.000 y 800.000 votos allí para los socialistas, -respecto a las autonómicas. Aunque nadie debería descuidarse porque toda elección da unas pistas.

Pero ¿quién pierde realmente en estas elecciones? ¿pierde Zapatero o es el tripartito el que pierde? No son, aunque lo parezca, la misma cosa. El tripartito fue un experimento impulsado por Montilla con partidos de ideología nacionalista antagónica al PSC y a espaldas de Zapatero. Se gestó solo tres días después del resultado electoral y se negoció con Zapatero estando fuera de España. Un partido federal como el PSC se vió obligado a gobernar con un partido soberanista como ERC. Aquello desembocó en el polémico Estatut. Tanto ERC como el PSC han pagado por ello. No ha sucedido así con Joan Herrera que mantiene posiciones y dibuja las posibilidades del verde camino de Juantxo López de Uralde.

El nacionalismo, por su parte, obtiene una victoria clamorosa en su versión más moderada y encuentra ahora su espacio altisonante en Laporta. Suben los votos, sí, pero también suben los tonos y eso siempre es una mala noticia.

El ascenso de la derecha ha sido la gran sorpresa. Veamos primero el PP. Nunca hubo un partido mas anticatalán que el popular y sin embargo ahí le tienen con una lideresa brindando con Cava sus excesos sobre la inmigración y siendo premiada por ello por el electorado. Rajoy tiene motivos para felicitarse pero no debería engañarse: solamente han subido 50.000 votos.

Y si hay alguién que ha destacado en su posición xenófoba ese ha sido el ultraderechista Anglada cuyo resultado -cerca de 70.000 votos- ha sido sorprendente y mira ahora altivo hacia Madrid. Se crea, por tanto, ese espacio del que advertíamos aquí no hace tanto.  Mal augurio para la sociedad, desde luego. Son tiempos de crisis y la historia nos lanza tantas advertencias…

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