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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Sr. Dios, no me deje usted morir cerca de aquellos que enarbolan falsamente su bandera, dijimos entonces.

Una denuncia anónima fue el origen de la campaña ultraconservadora contra el doctor Montes. La impudicia y la irresponsabilidad política hicieron el resto. El fundamentalismo moral exigió, como lo hace ahora con el aborto, que el tratamiento del cuerpo, del dolor y de la muerte se hiciera bajo el cánon vaticano: con el sacrificio de los pobres.

Manuel Lamela

Ahora habrá que analizar el efecto que ha tenido sobre la salud sanitaria de nuestro país aquella denuncia falsa y aquella falsa campaña. Gracias a Esperanza Aguirre y a Manuel Lamela, en los 3 años que ha durado esta campaña de acoso cerca de 300.000 personas han sido víctimas de «un sufrimiento innecesario» en los hospitales, pues los médicos no han tenido el valor de aplicar medidas de sedación terapeútica. Un asunto de fácil resolución, para algunos, claro, en caso de contar con un contacto en la planta cuarta.

La justicia ha zanjado el caso: no hubo mala praxis, ni hubo sedaciones irregulares, ha dicho. El juez ha ordenado que el nombre del doctor Montes sea limpiado, pero el daño ya está hecho. Fue Aguirre quien lo llenó todo de lodo y ella debería ser la primera en abandonar el barco.

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