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El arte de la oratoria ha sido siempre admirado por los seres humanos, necesitados de encontrar motivaciones e ideales con los que identificarse. Muchos políticos y personalidades han pasado a la historia por sus grandes discursos. Pero hay otro arte que ha sabido conjugar palabras e imágenes para crear discursos que han emocionado y hecho vibrar a millones de personas: el cineLos guionistas y directores de Hollywood han sido maestros a la hora de conseguir llegar al espectador, especialmente en películas medievales o de guerra. Han mezclado conceptos clásicos como honor y eternidad con otros modernos como la libertad. Aqui van unos cuantos ejemplos de grandes discursos del celuloide… que podrían servir de modelo para la vida real.

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Mel Gibson enardeció a las hordas de escoceses en Braveheart. Randall Wallace firmó frases como: «Luchad y puede que murais. Huid y vivireis. Un tiempo al menos. Y al morir en vuestro lecho dentro de muchos años ¿no estariais dispuestos a cambiar todos los días desde hoy hasta entonces por una oportunidad, solo una oportunidad, de volver aqui a matar a nuestros enemigos? Puede que nos quiten la vida, pero jamas nos quitarán la libertad».

 

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Russell Crowe hizo lo propio con sus legiones romanas en Gladiator. David Franzioni era el guionista. A caballo, en plano medio y casi en penumbra decía frases como: «Si os veis cabalgando solos por verdes prados el rosto bañados por el sol. Que no os cause temor, estareis en el Eliseo y ya habreis muerto. Hermanos lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad»

 

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Charles Chaplin pronunció un discurso memorable al final de su película de 1940 «El Gran Dictador«. Un plano medio y nada de música. No utilizó ningún recurso más que las palabras que él mismo había escrito: «Bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.»

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Alejandro Magno tiene fama de haber hecho grandes arengas a sus hombres. Para su película Alexander de 2004, el propio Oliver Stone y Chistopher Kyle pusieron en palabras algunos de estos momentos y uno de sus conceptos generales: la eternidad.

 

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Al Pacino interpretando al entrenador de un equipo de futbol americano en «Un domingo cualquiera» lanzaba una arenga a sus hombres sobre el deporte y la vida que firmaban Daniel Pyne y John Logan: «En este euqipo nos dejamos el pellejo nosotros y cada uno de los demás por esa pulada que se gana. Porque cuando sumamos una tras otra. Porque sabemos que si sumamos esas pulgadas eso es lo que va a marcar la puta diferencia entre ganar o perder. Vivir o morir. Os diré una cosa en cada lucha, aquel que va a muerte es el que gana ese terreno. Y sé que si queda vida en mi es porque aun quiero luchar y morir por esa pulgada. Porque vivir consiste en eso.»

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Al Pacino también hizo un impresionante alegato en favor de Chris O´Donnell en esta escena de la película «Esencia de mujer«.


La historia estaba basada en un novela de Giovani Arpino, pero fue Bo Goldman quien firmó el guión y el discurso: «Creadores de lideres… Tengan cuidado con que clase de lideres estan produciendo aqui. Yo no sé si el silencio de Charlie está bien o mal. No soy juez, ni jurado. Pero puedo decirles esto: él no venderá a nadie para comprar su futuro. Y eso amigos míos se llama integridad, eso se llama valor. Y esa es la pasta de la que deben estar hechos los líderes .»

 

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Jeff Daniels, encarnando al General Lawrence Chamberlain, pronuncia una arenga a los soldados amotinados de las tropas de la unión antes de la histórica batalla de Gettysburg, en la película del mismo nombre basada en la novela de Michael Shaara adaptada por Ronald F. Maxwell: «Si miran atrás en la Historia verán a hombres que luchan por dinero, mujeres, por algun otro tipo de botin, tierras, poder, por que los anima un rey o porque les gusta matar. Nosotros estamos aqui por algo nuevo. Esto no ha sido habitual en la Historia. Somos un ejercito que quiere liberar a otros hombres».

 

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No es un personaje histórico, pero Viggo Mortensen como Aragorn en el Señor de los anillos también pronuncia una arenga a sus hombres antes de la batalla definitiva. En unos planos a caballo y moviéndose que recuerdan un poco a «Braveheart» decía frases como «Veo en vuestro ojos el mismo miedo que encogería mi propio corazán.


Pudiera llegar el día en que el que el valor de los hombres decayera, en el que olvidaramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra comunidad. Pero hoy no es ese día. En que una horda de lobo y escudos rotos rubricaran la consumación de la era de los hombres. Pero hoy no es ese día.» [Pulsa aquí para verlo]

En la película Armageddon, cuyo guion firmaban Robert Roy Pool y Jonathan Hensleigh, el presidente de EEUU lanza un discurso global que empieza asi: «Hoy me dirijo a vosotros no como presidente de los Estados Unidos, no como lider de nuestro país sino como un miembro más de la humanidad. Nos enfrentamos al más grande de los desafíos de la historia. La Biblia llama a este día Armageddon, el fin de todas las cosas. Sin embargo por primera vez en la Historia de este planeta, el hombre posee la tecnología necesaria para evitar su propia extincion.»

 

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Robin Williams como Patch Adams pronuncia un impactante discurso ante el tribunal médico que quiere inhabilitarle. Steve Oedekerk adaptó al guión las palabras del propio Adams: «La muerte no es el enemigo señores. Si vamos a luchar contra la enfermedad hagamoslo contra una de las peores que existen: la indiferencia… La misión de un médico no debería reducirse a evitar la muerte, sino a mejorar la calidad de vida. Por eso si se trata una enfermedad se gana o se pierde, pero si se trata a a una persona, puedo garantizarles que siempre se gana.»

 

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