Es aún una tendencia incipiente, pero el llamado «turismo científico» está empezando a cuajar en España tanto desde el punto de vista de la oferta como de la demanda. Astronomía en Canarias, antropología en Burgos o matemáticas en Granada son algunas de las opciones que están consiguiendo atraer turistas interesados por aspectos científicos o culturales más allá del tradicional sol y playa. Y España tiene potencial para más.

Por «turismo científico» se conoce todas aquellas actividades que tienen lugar en la naturaleza, ciudades, entornos de investigación o museos en los que la ciencia, en alguna de sus modalidades, es el argumento central. En países como EEUU o Francia -donde incluso hay una agencia de viajes especializada, Escursia-, este tipo de oferta está más avanzada. Y en Latinoamérica hay experiencias en Patagonia y Venezuela.

En España quizá la rama de este tipo turismo que más desarrollada está, sea el astronómico. Especialmente en Tenerife. Allí se creó en 2009 la Fundación Starlight para proteger y conservar los cielos nocturnos. Según sus datos, divulgados por EFE, ya han subido al Parque Nacional del Teide para contemplar las estrellas hasta 200.000 personas.

telescopio-canarias(Foto: Flickr/Pennstatelive)

Y para impulsar este tipo de turismo, Starlight, que tiene entre sus patrones fundadores al Instituto de Astrofísica de Canarias, ha creado un sistema de certificación para acreditar aquellos espacios que poseen una excelente calidad del cielo para los aficionados a la astronomía. En España ya han conseguido estas distinciones la comarca de la Sierra Sur (Jaén), Sierra Morena, La Palma, Gredos Norte, El Teide o la reserva de la biosfera Valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama (La Rioja).

Otra rama con mucho potencial en España es el paleoturismo, centrada en el conocimiento de los fósiles y la paleontología. Aqui, aunque hay muchos yacimientos en zonas rurales de toda España destacan dos ciudades Burgos y Teruel.

La primera con el Museo de la Evolución Humana y las excavaciones de Atapuerca que se han convertido en un polo de atracción turística con casi tanto tirón como la famosa catedral de Burgos. Y además no cesa de crecer. En 2014, un total de 438.441 personas visitaron alguno de los tres centros que forman el Sistema Atapuerca, yacimientos, parque arqueológico y Museo de la Evolución (MEH), lo que supone un incremento del 23,4% con respecto a 2013. Desde su inauguración ya han visitado el sistema más de 1,7 millones de personas.

(Foto: Flickr/Elcoleccionistadeinstantes)

Y en Teruel, Dinópolis, es otro ejemplo de éxito que combina paleontología y entretenimiento. Cada año este parque dedicado a los dinosaurios recibe a más de 178.000 turistas y desde que abrió sus puertas en 2001, el total de visitantes supera los 2.254.500. Esto en una región que no destaca por ser un destino turístico habitual.

Si lo es en cambio Granada. Pero allí, matemáticos de la Universidad de la ciudad, la UGR, están intentando crear un ruta para disfrutar de un atractivo poco conocido de la localidad: las construcciones matemáticas. El equipo del profesor de álgebra, Alvaro Martinez, Va a editar una guía con más de 200 ejemplos de estas edificios. Y estudian organizar caminatas matemáticas por 21 monumentos de Granada.

También existen ya rutas geológicas por Sierra Nevada y la Universidad Internacional de Andalucía ha impartido este año un curso a biólogos, geólogos y astrónomos para que se conviertan en guías de turismo científico. Y en Valencia está también la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Todas estas posibilidades pueden ayudar a demostrar que España no es sólo sol y playa.

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