Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «El gran globo financiero se ha pinchado. El capitalismo salvaje, el de los beneficios locos, el gran superpoder triunfante, ha explotado. Un poder autónomo, sin control democrático alguno, que amasó inmensas fortunas, que especuló sin freno y con riesgos insensatos y ahora pide socorro al dinero público para salvarse.

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Su ambición, su bulimia irrefrenable está destrozando nuestros ahorros, disparando nuestras hipotecas y pulverizando nuestros puestos de trabajo. Pero ninguna representación de esas grandes corporaciones, ni de las instituciones que los agrupan, se cree en la obligación de dar explicaciones públicas. Se sienten técnicamente en apuros, pero no perciben el más mínimo reproche social, y no lo perciben porque, sencillamente, no existe ningún reproche. Ni siquiera son frecuentes los comentarios periodísticos críticos, exigentes. Todo se detiene en el plano político nacional, cada país dispone, como chivos expiatorios, de sus gobiernos. Ahí, en los pecados de nuestros gobernantes, se acaba todo. Denunciamos sus errores de previsión y ni se nos ocurre juzgar los colosales errores de cálculo de los gigantes mundiales de las finanzas. Cada día es más claro, y más desalentador, que la democracia es solo la apariencia del poder, con poquísimos márgenes de maniobra, un rompeolas en el que revientan las iras ciudadanas y la soberanía popular, el juguete que se regala a los niños para que se entretengan. Muy por encima, impune e inmune, se mueve el verdadero poder, irresponsablemente. ¿Aprenderemos algo?, no es probable.»

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