¿Cómo íbamos a saber lo importante que son algunas personas, si siempre pudiéramos contar con ellas?

¿Cómo íbamos a valorar el compromiso auténtico de algunos, si éste no tuviera la fecha de caducidad indisolublemente adjunta al ser que lo soporta?

¿Cómo íbamos a conocer lo que es la tristeza, si toda la gente que nos importa fuera a estar con nosotros para siempre?

¿Cómo íbamos a entender la vida, si no supiéramos que su fin está siempre demasiado cerca?

¿Cómo íbamos a conocer la importancia de los recuerdos y, más aún, de acaudalarlos, si no fuera porque hay muchos seres de los que es lo único que conservamos?

Ojalá Carlos LLamas estuviera aquí. Y ojalá fuera mi amigo y pudiera llamarle para hablar con él de estas preguntas. Ojalá me pudiera ayudar a entender porque tenemos que quedarnos tan solos en el mundo, cuando alguien importante se va para siempre.

Ojalá Carlos no se hubiera muerto y pudiera ayudarme a comprender porque, pese a todo, tenemos que estarle agradecido a la muerte.

Print Friendly, PDF & Email