Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «El Gobierno soltó la liebre y ahora la quiere detener: a ver cómo se logra eso. ¿Fue lo de ayer un globo sonda y hoy se recoge hilo porque se ha comprobado que soplaba viento fuerte? Tal vez, pero es un patinazo, que desconcierta a los electores. Además, el tema ya anda sólo y no hay galgo que lo alcance. En realidad es un debate más simbólico que otra cosa.

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En lo concreto, ¿una ley de plazos supondría ampliar la actual normativa? No, serviría, más bien, para aclarar las cosas, para acabar con ese engañabobos del supuesto terapéutico (riesgo físico o psicológico para la madre), que todos supimos siempre que era un eufemismo. Una ley de plazos es algo más justa, más transparente, más controlable, más acorde con la dignidad y la libertad de la mujer, a la que se ahorrarían escrutinios y fingimientos humillantes. La norma actualmente en vigor fue la fórmula que permitió camuflar muchas hipocresías en un consenso que hacía como que no hacía. Estos días hemos podido comprobar que la ley es un agujero, por el que se pueden colar verdaderas barbaridades, y un filón para los ataques de los sectores más reaccionarios. Hay que avanzar hacia una ley de plazos, como tantísimos otros países europeos. Y si no se va a hacer, si no se puede hacer, si no se quiere hacer, bailar esta yenka del «izquierda-derecha-adelante-atrás» es una frivolidad.»

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