Helena Maleno, la periodista que recibió amenazas en redes sociales, «jaleadas por sindicatos de la Guardia Civil y Policía», tras informar de la muerte de varias mujeres tras una devolución en caliente

La periodista Helena Maleno ha sido entrevistada en La Cafetera de radiocable.com a raíz de su artículo ‘Nadie hablará de ellas aunque hayan muerto’. En él recordaba a las «cinco chicas de Congo y dos de Guinea Conakry que habían iniciado un proyecto migratorio forzado por una serie de violencias y eran dignas de pedir asilo» pero tras una devolución en caliente han muerto. A pesar de haber participado en el rescate de los otros miembros de la patera que no fueron interceptados «la Delegación del Gobierno decía que no sabía ni que habían muerto».

Helena Maleno ha sido amenazada por varias cuentas en redes sociales, que han sido «jaleadas por sindicatos de la Guardia Civil y Policía por que denuncié que ese día cogieron a los que estaban en el agua y dejaron al resto dentro de esa patera que fue amarrada por la marina y ahí surgió el accidente. Cuando una embarcación de esas características está en el mar que no cumple con las normas de seguridad marítima ya está en riesgo y los rescates tienen que ser sacarlas de la embarcación y eso no se hizo ese día», asegura.

No es la primera vez que esta periodista y activista del colectivo «Caminando Fronteras» recibe amenazas: «En 2014 tuve una agresión con el objetivo de degollarme y no se consiguió porque varios compañeros me salvaron la vida. Vivo amenazada, pero no solamente a través de redes sociales, porque es muy triste que sean jaleadas por sindicatos de la guardia civil y policía», asegura. «Muchos de los perfiles que me llaman asesina son perfiles de agentes de la policía».

Helena denuncia la situación en a que viven ella y otras personas con las que comparte causa. «Es terrible porque pensamos que los defensores de DDHH solo están amenazados en México o Guatemala y pensamos que aquí no sucede. Pero hay que echar para adelante, hay que denunciar, no hay que callarse». Y aclara que «esto no es una guerra contra la Guardia Civil y la Policía sino contra las practicas lideradas por el Gobierno que van contra los DDHH y que hay que cambiar». Y añade que «hay mucha gente en la Policía y la Guardia Civil que estoy segura de que trabajan de otra manera».

«Las devoluciones en caliente son prácticas que no se pueden permitir en democracia», denuncia.

La periodista denuncia la falta de investigaciones y condenas a hechos que vulneran derechos fundamentales. «Lo que no puede ser es que las fronteras se hayan convertido en espacios de no derecho, de impunidad, porque en la mayoría de casos de frontera no hemos tenido una condena del juzgado, porque siempre estamos en ese pulso del control migratorio y el derecho a la vida. Casi nunca ocurre nada, porque los procesos judiciales no son garantistas, porque los supervivientes tienen miedo,…».

Sobre las siete mujeres muertas tras una devolución en caliente, Maleno explica que «eran mujeres que buscaban un futuro, que tenían familias, que simplemente buscaban esa Europa que desgraciadamente es menos la Europa de los derechos humanos», dice y denuncia que «tenían derecho a que protejamos su derecho a la vida».

Buena parte de sus críticas se dirigen a la política europea: «El acuerdo de  la UE con Turquía es una copia de nuestros acuerdos con Marruecos y da mucha pena porque en realidad detrás de esos mensajes que fomentan la xenofobia ni siquiera hay posicionamientos ideológicos, hay industria de la guerra». Su labor periodística le ha llevado a conocer los vínculos entre el tráfico de armas y el negocio en torno a las migraciones: «Las principales empresas europeas que venden armamento en y generan los conflictos en África y Oriente Próximo ahora están en el negocio del control migratorio porque se han dado cuenta de que frenar el movimiento es otro negocio». Incluso «han entrado empresas de alta tecnología como Indra. Son lobbies de la guerra sacando beneficio con esas fronteras que se abren y cierran en función de intereses económicos», concluye.