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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Se refería Gabilondo en una entrevista a las críticas que brotaron contra él, como hongos, tras el 14M. No son muy inquietantes en realidad: una crítica ácida siempre retrata más a quien la hace, que a quien la recibe. A menudo, además, la crítica fabrica mitos, hace grandes donde quizá hubo humanos. Así que siempre he pensado que tras un insulto, en realidad se escondía algún tipo pequeño, débil, frustrado, temeroso… ignorante del regalo que otorga con su exaltación.

Criticar a Iñaki Gabilondo es además explicitar su relevancia social, visibilizar el temor que provoca. Y es que, en efecto, es el periodista con más talento de este país. Lo es por su excelencia profesional, y lo es por el peso moral de su opinión.

 La excelencia de un periodista radica en saber pedir disculpas mirando a los ojos, sin titubear, cuando la información debe ser corregida, y en eso no hay ningún profesional con la valentía de Iñaki Gabilondo. ?sta es una profesión demasiado habituada a esconder los errores bajo la alfombra de la memoria, así que es un privilegio contar en España con un referente como este. » Sólo debería dedicarse al periodismo quien esté dispuesto a rectificar -dice mi amigo José Escuder elogiando a Gabilondo-. Porque sólo se atreve a rectificar, quien está dispuesto a compartir la verdad».

Gabilondo es además el paradigma en el que piensa Kapuscinski cuando dice que los cínicos no sirven para este oficio, que para ejercer esta profesión sólo valen las buenas personas, las que  intentan «comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Una cualidad,- como señala Jesús Acerete-, que en psicología se denomina «empatía», y que permite comprender el carácter del interlocutor y compartir de forma natural y sincera sus problemas».

Pues Gabilondo anunció el jueves que dejaba el informativo de Cuatro tv. Lo hizo, como  siempre, con elegancia y con inmerecida humildad:

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«..Gracias a los compañeros que en este tiempo han sido unos extraordinarios maestros, de este veterano en etapa de aprendizaje televisivo..»

Abandona la cadena, con humildad y también equivocado: «Puede poner como titular que yo no he dado lo que se esperaba y que no he dado la medida«, -dijo en El Periódico. Pero no, no fue Gabilondo quien no estuvo a la altura de Cuatro, fue Cuatro quien nunca estuvo a la suya.

Periodista con alma incorruptible, defensor de los débiles, sin telarañas en el alma. Gabilondo es un apátrida en tiempos de moral exiliada, un renacentista deslumbrado por la red Internet y por el poder que otorga al individuo.

Su ausencia sería motivo más que suficiente para inquietarse por el futuro de esta profesión. Pero no se va del todo. Se distancia, con elegante coherencia, de forma parcial. Sus Editoriales seguirán en ese mismo espacio. Y tampoco marchará muy lejos pues abrirá la nueva etapa de CNN+. ?jala, esta vez sí, el canal esté a la altura. Lo contrario es un lujo que ni este país, ni esta sociedad, ni esta profesión se pueden permitir.

Donostiarra cabal, verbo pulido, fajador cuando tocan arrebato, tribuno de la Plebe, sin partido. […] Como van a extrañarlo esta semana, las ondas, tan viudas de poesía… (Sabina sobre Gabilondo cuando dejó la Ser)

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