Paul Ingendaay, colaborador del Frankfurter Allgemeine y otros medios germanos, se muestra muy crítico con la respuesta y gestión de España tras el contagio de Ébola de Teresa Romero. En el FAZ, el primer diario alemán, ha publicado una crónica titulada «¿Qué va a pensar el mundo de nosotros? «en la que sostiene que «la imagen de España ha sufrido graves daños debido a la tremenda chapucería y arrogancia. El país se ha puesto en ridículo a muchos niveles. En efecto, el problema no sólo es el virus sino la fijación obsesiva por la `marca España´, por la imagen, el trampantojo y las apariencias».

En radiocable.com añade que esa obsesión por las apariencias ha hecho que el gobierno no se centrara en lo importante, «explicar qué falló y solucionarlo». Y apunta que igual que sucedió el 11M, la reacción inicial no fue la adecuada, no se entendió la seriedad de la situación, hubo precipitación, justificaciones fuera de lugar y falta de explicaciones que levantaron sospechas. También menciona que la falta de compasión con la paciente es «una seña de identidad de un gobierno que está muy lejos de los ciudadanos.»

Paul Ingendaay comenta las declaraciones del ministro Margallo de que esperaba que el caso del Ébola no afectara a la marca España: «Eso me cabrea mucho. Hablar de la marca España en un contexto tan serio, tan importante como es el Ébola y el estado de salud de una paciente, que es una mujer muy valiente, creo que está fuera de lugar. Y también me preocupa porque eso demuestra una obsesión por aparecer bien y que las apariencias se mantengan. Y eso no es lo importante para el ciudadano en una cuestión de salud. Lo es cómo funcionan las cosas, qué información se ha dado, si ha sido rápida y verídica. Y todo eso no ha sido el caso.»

Añade: «Ha habido muchos fallos y no ha habido explicación alguna. No sé si ha sido la semana de la vergüenza porque lo más importante no son los fallos, ni las explicaciones, sino la salud de Teresa. Pero que un ministro hable de la marca España me parece un despropósito.»

El corresponsal analiza la respuesta española a la crisis del Ébola y apunta: «Me preocupa que ha vuelto a pasar algo que ya ha pasado otras veces en España y es que se reacciona mal al principio. No se entiende la seriedad de la situación y no se reacciona adecuadamente. Pasó también en el 11M. Son reacciones precipitadas, justificaciones fuera de lugar o falta de explicaciones. Y si el gobierno lo hace mal así desde un primer instante, se levanta una sospecha de que está ocultando algo o están blindando su posición para que no se les critique. Y la reacción de la gente es de indignación justificada.»

En su artículo en FAZ señala: «Sucedió lo impensable: nadie estaba preparado; nadie asumió la responsabilidad; nadie estaba preocupado. La ambulancia en la que fue trasladada la paciente Romero pudo continuar prestando servicio durante otras doce horas sin una desinfección previa. En lugar de informar a la opinión pública e iniciar rápidamente los pasos a seguir, las autoridades incurrieron en chapucería activa y pasiva. Informar es algo que, por principio, no se hizo. Ana Mato se limitó a leer en alto unas cuantas fórmulas desvaídas con intención de calmar los ánimos. Y la llegó a superar un señor de avanzada edad con mucha flema –su nombre no viene al caso– que trabaja como consejero de Sanidad en la Comunidad de Madrid. Este hombre le echa toda la culpa a la infectada y no tiene explicación para ningún percance.»

Paul Ingendaay apunta: «Hay que pedir que se mejoren las cosas, que se explique muy bien porque se han hecho asi y no de otra forma. Y Ana Mato, no me corresponde a mi decir si debe dimitir, pero  creo que no ha evaluado bien la situación. Ha habido una falta de compasión con la víctima que se debate entre la vida y la muerte. Lo más grave ha sido lo del Consejero de Sanidad. Y esta falta de compasión y de tacto es también para mi una seña de identidad de un gobierno que está muy lejos de los ciudadanos.»

Y en cuanto a la percepción exterior del caso indica: «El gobierno dice que en Europa le han dicho que están haciendo bien las cosas, pero eso no es exactamente verdad, tampoco es mentira, pero es un falsa impresión la que transmite. Y eso no es lo que importa fuera. Lo importante es que algo ha fallado, hay que explicarlo y solucionarlo.»

Print Friendly, PDF & Email