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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Sin duda vivimos un momento fascinante: La era de la fama multimedia, de la televisión espectáculo, del politono y de la youtubización. El cambio de paradigma es evidente: antes las televisiones teatralizaban las sociedades -las imaginaban-, pero ahora las retratan, las enseñan. No se las puede culpar por ello: Es que una parte de España es así.

Miles de personas encumbran vía Internet a John Cobra, revolviéndose contra las normas y las estructuras, y asisten divertidos a la algarada televisiva que monta, y a sus consecuencias políticas. Es tema de conversación en todas las casas y oficinas y es por tanto noticia: «Bromas muy caras«, -dice ABC, «El triunfo de la copula«, -dice Vicente Verdú en EL PAIS, «Espectáculo evitable«, -dice La Vanguardia…

Lo que más me fascina es que, como pasó con Gran Hermano, los aburguesados ciudadanos han descubierto con horror que en España viven personajes como John Cobra. Pero no es que no existieran antes, es que antes no existía Youtube…y la sociedad, la sociedad real,  la sociedad youtube no se había colado en la televisión. Enfadarse con TVE por eso, como ha hecho el PP, es simplemente un disparate. Precisamente TVE es la televisión menos contaminada por esas conductas.

Lo que ha ocurrido es una anécdota de la España más poligonera, pero también tiene  una enorme lectura social -¡claro que la tiene!-, incluso antropológica. ¿Hacia dónde va la sociedad audiovisual? ¿qué busca? ¿qué quiere? ¿Qué nos queda por ver en televisión?.
¿Ha sido algo más que una gamberrada colectiva? Dice hoy EL PAIS que sí, y pregunta a un grupo de expertos:

…Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicación, va más allá en el análisis tras este fenómeno, que en su opinión es el reflejo de un desencanto de fondo, una suerte de respuesta antisistema que tiene una lectura más amplia que la esfera de un simple festival de música: «Lo que aparentemente parece una cosa muy kitch refleja un estado de ánimo y una intención de hacerle un corte de mangas a lo establecido…  [sigue: «El voto popular engendra frikis»]

El personaje también tiene su faceta interesante. Mario Vaquero, conocido como John Cobra, dice en su web que busca la fama, que quiere hacerse rico y tener un Ferrari. Punto. Vamos, el retrato adolescente en la era televisiva. Un fenómeno que nos llega desde los EEUU y que combina la sociedad del éxito y la popularidad, con la cara más dura, más mediterránea… y está muy extendido: trabajar poco y ganar mucho. Si hay cachondeo de por medio mejor. No se engañen, y no se dejen deslumbrar por el carácter poligonero de John Cobra: el fenómeno no es muy diferente al que habita dentro de Ricardo Costa.

Vaquero no ha encontrado otra forma de hacerlo más que a través de Youtube, de Eurovisión, de los programas del corazón -ya tiene representante, aseguran en los diarios- y seguramente lo encontrará vendiendo politonos de sus improperios. Otros como Risto Mejide ya explotaron facetas igualmente provocadoras, cada uno en su estilo, cada uno en su espacio, y con su cultura. Ambos de forma instrumental, aunque uno de forma intelectualizada y el otro de forma espasmódica.

Pero John Cobra tiene su propia estrategia de márketing con aspiraciones de hombre producto, de hombre marca -¿Que se podía esperar de la sociedad del No Logo?-. Y es, como no puede ser de otra manera, igualmente kitsch:  fugaz -vende videodedicatorias personalizadas en youtube-, pequeña -vende sus cds por email a 6 euros en la web-, y de popularidad -tratando de asistir a todas las convocatorias televisivas que puede-.

En definitiva. Mario Vaquero es una de las miles de personas que nos rodean que creen que el dinero les hará respetables. Es el triunfo del capitalismo visual, en el que John Cobra ha encontrado una grieta por la que colarse. Ante esa promesa, después, vendrán muchos más. Al fin y al cabo, hay tantos tipos que sienten afinidad por esos objetivos…

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