Para acabar con la pobreza, el hambre y la desigualdad son necesarios cuatro billones de dólares más al año, sin embargo, la falta crónica de financiación consistente ha hecho que el mundo esté muy lejos de lograrlo. La Cuarta Conferencia sobre la Financiación para el Desarrollo, que se celebra en Sevilla, presenta una “oportunidad única” para reestructurar el actual sistema de financiación mundial. Este encuentro histórico reúne a líderes mundiales, instituciones internacionales, empresas, la sociedad civil y el sistema de las Naciones Unidas para abordar los urgentes retos financieros que impiden avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).


La 4ª Conferencia de las Naciones Unidas para la Financiación al Desarrollo arranca en Sevilla con el objetivo de dar un impulso a la Agenda 2030, un compromiso de los líderes mundiales para erradicar el hambre, reducir la desigualdad y mitigar el cambio climático. El evento, a cuya inauguración han asistido Pedro Sánchez, los Reyes y Antonio Guterres se puede seguir minuto a minuto en ONU Noticias.

Se necesitan cuatro billones de dólares más al año para apoyar los esfuerzos mundiales para acabar con la pobreza, el hambre y la desigualdad, así como para luchar contra el cambio climático y proteger el planeta, según las Naciones Unidas. Hay 17 metas que constituyen el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), acordados internacionalmente, que deben cumplirse para 2030. Sin embargo, la falta de financiación consistente ha hecho que el mundo esté muy lejos de alcanzarlos.

A finales de junio, la comunidad internacional se reúne en Sevilla, España, para celebrar la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FFD4) en lo que la ONU describe como una “oportunidad única” para reestructurar el actual sistema de financiación mundial con la esperanza de avanzar en los Objetivos de Desarrollo. Y se señalan tres razones principales por las que está roto: 1100 millones de personas viven en países en desarrollo que dedican más del 20% de su presupuesto anual a financiar la deuda externa; 2200 millones de personas viven en países en desarrollo que dedican al menos el 10% de su presupuesto anual a financiar la deuda externa y 3300 millones de personas viven en países en desarrollo que gastan anualmente más en financiar su deuda que en sanidad o educación.

Además desde el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se denuncia que las crisis se multiplican y la pobreza gana terreno, mientras, la ayuda internacional disminuye derrumbando décadas de progreso. «A medida que los países dan la espalda a la cooperación internacional, observamos un aterrador efecto dominó de reducciones en la ayuda global, con país tras país anunciando recortes significativos a sus presupuestos de ayuda», lamentó Olivier De Schutter, relator especial de la ONU sobre pobreza extrema

En 2024, la asistencia oficial al desarrollo cayó por primera vez en seis años, y para 2025 la disminución llegaría a un 20% debido a decisiones presupuestarias cada vez más opuestas a la solidaridad internacional. “Es un triste reflejo de nuestros tiempos. El dinero que antes se destinaba a programas de desarrollo cruciales, ahora se destina al gasto militar y de defensa”, dijo el experto en derechos humanos. Este giro llega en el peor momento posible: mientras el clima se deteriora, los conflictos se intensifican y la inflación debilita las economías, los más pobres no cuentan con una red de seguridad, añadió. De Schutter destacó los recortes en la ayuda global en un contexto de agudización de la crisis climática, que destruye los medios de vida y los bienes de las personas en minutos.

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