El fundador de Wikileaks corre el riesgo de ser sometido a un trato equivalente a tortura u otras formas de malos tratos o penas si es extraditado a EEUU y las repercusiones de este caso podrían influir significativamente en el periodismo mundial y en la libertad de expresión. Es lo que señala Alice Jill Edwards, experta independiente en tortura designada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU tras pedir a las autoridades británicas que consideraran el recurso de Julian Assange.

Coincidiendo con la última audiencia judicial de Assange en el Reino Unido, en la que cabe la posibilidad de que sea extraditado a Estados Unidos, una experta independiente en derechos humanos de la ONU expresó su preocupación por la posibilidad de que se produzcan graves violaciones de los derechos del fundador de WikiLeaks.

La relatora especial sobre la tortura, Alice Jill Edwards advirtió de que las repercusiones de este caso podrían influir significativamente en el periodismo internacional y en la libertad de expresión e hizo un llamamiento a las autoridades británicas para que «detengan cualquier posible extradición por temor a que la salud de Assange pueda verse «irreparablemente dañada» por la extradición.

En una entrevista con Noticias ONU, Edwards expresó su preocupación por la salud mental y física de Assange y afirmó que «el mundo está siguiendo este caso muy, muy de cerca», debido a las posibles implicaciones del resultado para la libertad de expresión en todo el mundo. Assange se enfrenta a 18 cargos penales en Estados Unidos por su presunta participación en la obtención y divulgación ilícitas de documentos clasificados relacionados con la defensa nacional, incluidas pruebas que revelan presuntos crímenes de guerra. Lleva detenido en Reino Unido desde 2019, y actualmente se encuentra recluido en la prisión de Belmarsh.

«El caso de Julian Assange tiene una larga historia legal en el Reino Unido, que abarca varios años. Mi papel como relatora especial de la ONU consiste en pronunciarme siempre que considero, basándome en información sustancial, que alguien puede ser enviado a un lugar donde corre un riesgo real de sufrir tortura o tratos inhumanos o degradantes», explica Edwards.

Y añade: «El Reino Unido es parte en la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura, así como en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Ambos [instrumentos] tienen un artículo equivalente, el artículo 3, que prohíbe a los Estados enviar personas a lugares donde puedan sufrir este tipo de trato. En el caso de Assange, sobre la base de los materiales que me han proporcionado y en lo que también ha sido documentado por el tribunal, hay tres razones por las que estoy particularmente preocupada en este momento con respecto a que el Reino Unido pueda cumplir con sus obligaciones en virtud del artículo tres.

La primera es que Assange, y está bien documentado y también aceptado por el tribunal, y la razón por la que su extradición ha sido suspendida hasta hoy, sufre de un trastorno depresivo. Cualquier extradición a los Estados Unidos es muy probable que exacerbe sus condiciones médicas subyacentes, y hay un riesgo muy real de suicidio.

La segunda razón es que Assange se enfrenta a una prisión preventiva en los Estados Unidos a la espera de juicio y durante éste. Si es condenado, por supuesto, también sería castigado con penas de prisión. Estados Unidos tiene una larga historia de uso del aislamiento y reclusión en régimen de aislamiento, que consiste en mantener a las personas en sus propias celdas individuales sin interacciones diarias.

Las Reglas Nelson Mandela que rigen [las normas mínimas para el tratamiento de los reclusos] indican que 15 días de aislamiento o reclusión en régimen de aislamiento equivale a tortura. Por lo tanto, hay una alta probabilidad de que cualquier forma de aislamiento y confinamiento solitario, especialmente el aislamiento solitario prolongado, tendrá un impacto irreparable en la salud psicológica e incluso potencialmente física de Julian Assange.

Y la tercera razón por la que creo que esta extradición probablemente incumpliría las protecciones del artículo 3 es que Assange se enfrenta a una pena de 175 años. Ha sido acusado de revelar telegramas diplomáticos y de otro tipo que eran de carácter confidencial, incluidas las pruebas de presuntos crímenes de guerra. Y ahora se enfrenta a 175 años.

Todos podemos hacer los cálculos: Assange tiene 53 años. La cifra es más de tres veces su edad actual. Y, por supuesto, equivale a 175 años, que es más de lo que se vive hoy en día y es, por tanto, dos veces y media una cadena perpetua ordinaria.

En otros países, por supuesto, las cadenas perpetuas están establecidas por ley. En Australia, por ejemplo, la pena es de hasta 30 años, y un mínimo de 10, fijada por ley. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha aceptado que las penas manifiestamente desproporcionadas, a lo que yo considero que equivaldrían 175 años por los cargos imputados a Assange, y los castigos excesivos son malos tratos según el derecho internacional.» ha asegurado Alice Edwards.

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