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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Algunos políticos invocan Internet en periodo electoral como un fenómeno simpático, curioso y publicitariamente interesante, despreciando e ignorando la verdadera revolución que supone. Hablan de bloguers, cibernautas y otros calificativos, ignorando que en realidad se encuentran ante periodistas, empresarios, industriales, estudiantes, creadores, artistas, putas, poetas, políticos, comerciales y financieros… algo que antes se conocía como ciudadanía.

El grupo que acudió ayer al Ministerio de Cultura no era ni más ni menos representativo que cualquier otro internauta, porque en efecto este es un fenómeno que supera a los asistentes. El Ministerio no estaba ante un grupo de presión, como insinúa hoy El Mundo, sino ante un grupo de ciudadanos que comunicaban que la disposición que estaban camino de aprobar viola los derechos civiles. No se puede confundir Lobby con activismo.

En la red hay quien persigue notoriedad, claro, y otros, -cientos de miles-, que actúan bajo el anonimato persiguiendo objetivos muy diferentes y a veces, aunque algunos no lo crean, también legítimos. Quizá como dice El Pais -amparándose en ese anonimato- ayer solo faltó en el Ministerio Enjuto Mojamuto, y seguramente faltó porque estaba escribiéndole  ese artículo del diario al autor. La red, nos da a los ciudadanos eso -algo que antes no existía- : la posibilidad de contestar.

El fenómeno de la revuelta contra esa disposición en la Ley, digo, supera con mucho a los asistentes, pues es un fenómeno propio de Internet: la revuelta permanente, la estructura sin jerarquías, el poder descentralizado. Entenderlo no te da más capacidad para controlarlo, pero por lo menos la desorientación no te quita el sueño.

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