En 1945, František Suchý era administrador del crematorio civil de Strašnice en Praga, el lugar a donde los nazis llevaban los cuerpos de los fallecidos en Hradischko, un pequeño subcampo checo dependiente del campo de concentración de Flossenbürg. En abril, le ordenaron incinerar los cientos de cadáveres y deshacerse de sus restos. Pero él desobedeció. Recopiló de forma individual, las cenizas de cada cuerpo en una urna diferenciada y anotó el nombre del fallecido en un listado. Y luego escondió los recipientes en el cementerio.

En mayo de 1946, su heroísmo permitió hacer un entierro con honores a estos fallecidos en Hradischko, que a diferencia de los millones de víctimas del Holocausto en otros campos, pudieron tener sus restos enterrados con su nombre en un lugar de honor. Y ahora, como destaca Carlos Hernández en ElDiario.es. se ha sabido gracias a la labor de tres investigadores, Unai Eguia, Antón Gandarias y Antonio Medina, que seis de esos nombres de la lista eran de republicanos españoles que han podido ser identificados.

Se llamaban Enric Moner, Ángel Lekuona, Antonio Medina, Pedro Raga, Rafael Moya y Vicente Vila. Y probablemente su historia y su paradero jamás se habrían conocido en España de no ser por el trabajo de Unai Eguia, Antón Gandarias y Antonio Medina -estos dos últimos sobrino y nieto, respectivamente de dos de los deportados españoles-. En la búsqueda de la suerte que habían corrido Moner, Lekuona y Medina, consultaron archivos, bibliografías y correspondencia y consiguieron encontrar un hilo del que tirar: la carta que recibió la familia de Angel Lekuona en 1945 y en la que un compañero de cautiverio les informaba de su fallecimiento y su incineración en Praga.

A partir de este dato, los tres investigadores españoles supieron de la historia de František Suchý y profundizaron en ella con la ayuda de la embajada de la República checa en Madrid y de un investigador becado dedicado a ayudarles desde Praga, en busca de nombres españoles en su lista de incinerados. Y finalmente averiguaron que no sólo estaban los tres deportados por los que estaban indagando, sino otros tres españoles más entre los «rescatados» por Suchý.

Les enviaron una copia del listado original que conservó hasta su muerte el hijo de František Suchý que habçia colaborado en la misión de su padre y que aportaba todos los datos: Henri Mone (Enric Moner), muerto el 9.4.1945, cremado el 10.4.1945, nº de urna 62557; Pedro Raga, Ángel Lekuona, Antonio Medina y Rafael Moya aparecían con idéntica fecha de defunción y de cremación que Moner en las urnas 62558, 62559, 62560 y 62563, respectivamente; Vicente Vila Cuenca fue inscrito como fallecido el 19.4.1945, incinerado el 23.4.1945 y nº de urna 62752.

Han hecho falta 75 años y la labor de tres investigadores y familiares españoles para arrojar luz sobre esta historia y el destino de seis deportados a campos nazis. En la lista de incinerados había también nombres de Francia, que en 1946 mando una comisión de repatriación que recogió las 70 urnas que contenían cenizas de sus compatriotas y se las dieron a sus familias. La España de Franco los ignoró. Y hasta ahora, tampoco las instituciones democráticas les habían prestado demasiada atención.

Ahora sin embargo ha salido a la luz la historia de las cenizas de seis de ellos y la de František Suchý y su hijo, que paradójicamente también fueron después silenciados y encarcelados por el régimen comunista checo por hacer con los cadáveres de presos políticos lo mismo que habían hecho con las víctimas de los nazis.

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