El diario frances recoge como â??el desempleo de los jóvenes (de 16 a 24 años) es un problema que afecta a toda Europa». El artículo que firma Fiona Maharg Bravo sostiene que en España esdos veces superior a la de paro nacional y defienden comon solución «favorecer la creación de empleo en medio de una reforma del mercado laboral».

Jovenes
(Foto: Flickr/Rebeca Sola)

Le Monde asegura que «históricamente, es dos veces superior a la tasa de paro nacional, como en España. Pero en este país, la tasa estructuralmente elevada significa que incluso en lo más fuerte de la fase de expansión, en 1986, el 18% de los jóvenes de entre 16 y 24 años no tenían empleo. El sector de la construcción ha absorbido temporalmente una parte de los jóvenes trabajadores, para enviarlos, tan pronto como llegó la recesión, a la fila de los solicitantes de empleo. Frente a este problema pueden esperarse dos soluciones. La mayoría de los jóvenes sin empleo, poco cualificados, dejaron sus estudios antes de llegar a la enseñanza secundaria: la tasa de abandono en el instituto es una de las más fuertes de todos los países de la Organización de cooperación y de desarrollo económicos (OCDE). La reforma del sistema educativo es la solución por excelencia, pero es un proceso largo y onerosos, en un momento en que Madrid no tiene los bolsillos bien llenos».

Proponen además una segunda solución: «favorecer la creación de empleo en medio de una reforma del mercado laboral. El gobierno lo intenta, pero debe ir más lejos. Sería así indispensable hacer más flexible la negociación colectiva de los salarios. La legislación debería alentar también los contratos laborales únicos para eliminar la dualidad del mercado laboral. El reclutamiento de los asalariados para una duración indeterminada sería más fácil y menos costosa. Ya que cerca de los contratos laborales son temporales y, en estos empleos sin futuro, los trabajadores pocas veces se benefician de una formación adecuada. Madrid no sólo debe preocuparse por las personas sin cualificación».

«Todo da que pensar que los diplomados universitarios toman el camino del exilio, lo que no es negativo en sí mismo, a condición de que vuelvan tras haber enriquecido su experiencia en el extranjero. Pero vista su población que envejece y sus débiles perspectivas de crecimiento, España no puede permitirse asistir a la huída de estos jóvenes para sacar a la gente de abismos desesperantes donde les ha hundido el desempleo a aquellos, muy numerosos, que se han quedado en el país» sentencia el diario.

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