El diario estadounidense y su edición global International Herald Tribune publican un artículo de Hugo Dixon titulado: «Los políticos españoles mencionan la austeridad timidamente». Repasa como la estrategia del PP pasa por no hablar demasiado de las duras medidas que tiene previsto tomar, especialmente antes de una elecciones. El New York Times alerta de que esta técnica le está funcionando a corto plazo… pero es un riesgo a largo.

Rajoy en un mitin en Andalucia
(Foto: Flickr/Partido Popular)

El New York Times explica que: «La mayor queja contra Mariano Rajoy es que trata a los electores como niños. Muchos de los partidarios del Partido Popular con los que estuve entienden que España debe reducir su déficit fiscal y recuperar su competitividad. Pero no les gusta la falta de franqueza del primer ministro sobre sus planes. Antes de las elecciones generales de noviembre pasado, el señor Rajoy dijo que no subiría los impuestos, ni abarataría el despido, ni recortaría el Estado del bienestar. Pero ya ha hecho los dos primeras cosas. Y después de las elecciones andaluzas se espera que haga la tercera.

El texto asegura: «El campo de Rajoy no ve ningún problema en no ser sincero. Habría sido una locura hablar demasiado de austeridad en la campaña de las generales, ya que eso podría haber asustado a los votantes. Por la misma razón, habría sido imprudente hablar de la revisión del estado de bienestar antes de las elecciones andaluzas. A la larga, no tratar a la población como adultos podría originar problemas. Pero a corto plazo, la estrategia ha valido la pena. El Partido Socialista perdió casi el 40% de los votos en las elecciones generales.»

Pero el diario alerta: «¿Qué ocurrirá si le PIB sigue bajando, el desempleo (ahora en el 23%) continúa creciendo y el déficit sigue siendo obstinadamente alto? España se enfrentaría al nerviosismo, de nuevo, del mercado de bonos y a más presión de sus socios del euro para recortar su déficit. Rajoy tendría que vender otra dosis de austeridad a los votantes que no le creerían. Al haberlos tratado como a niños, puede que incluso tuvieran pataletas.»

[Leer el artículo completo en el New York Times/IHT]

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