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Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «El nuevo presidente ha mirado al pasado para afrontar el futuro. Obama cree que lo que hizo fuerte a su país a lo largo de la historia es el mejor instrumental para superar los grandes momentos del presente. Obama no nos parece un ingenuo soñador. Lo que puede ser ingenuo y soñador es el entusiasmo mundial que le rodea. ?l no. ?l nos produce la impresión de ser un hombre pragmático, con un autocontrol asombroso, dotado de un gran sentido de la realidad. Lo que ocurre es que cuando alude a los viejos valores, por los que lucharon y murieron las generaciones que nos precedieron, el cinismo imperante en la actualidad sonríe misecordioso. Sin embargo, Obama cree que esos ideales, de los que los Estados Unidos se han alejado, siguen encerrando una gigantesca capacidad de transformación. Mientras que han fracasado y nos han llevado al desastre la avaricia, la irresponsabilidad, los intereses estrechos, con los conceptos en apariencia teóricos de la Declaración de Independencia, de Jefferson; o los expresados por Lincoln en Gettysburg, no se hace retórica, se construyen mundos. Obama, por tanto, no se ve como un candoroso idealista. Por el contrario, cuando critica algunos de los dogmas presentes, dice «hay que decir adiós a la infancia». Porque él cree, así lo ha dicho literalmente, que para ser poderoso hay que crecer en justicia y en respeto a los derechos del hombre. No para obtener la santidad, para ser mas poderosos. En fin, les contaremos lo que ha dicho de Irak, de Afganistán, del terrorismo, del mercado, del medio ambiente; y a eso le llamaremos «referencias sobre asuntos concretos». Pero, desde nuestro punto de vista, nada ha sido más concreto ni más moderno que su fe en la fuerza motriz de los viejos valores. En todo caso, sin perder un segundo ya ha comenzado a actuar. Ya ha anunciado que cierra Guantánamo. Mientras, ajenas a todo, las bolsas seguían cayendo.»

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