El gobierno de Joe Biden ha autorizado el llamado «Proyecto Willow», uno de los mayores planes de explotación petrolera en la historia de Alaska valorado en 8.000 millones de dólares y que permitiría a la compañía Conoco Phillips producir hasta 180.000 barriles de petróleo por día. Pero la noticia ha caído como una «bomba» en el movimiento que lucha contra el cambio climático y en las organizaciones ambientales locales que se está movilizando denunciando el gigantesco impacto ambiental y el agravamiento del cambio climático que supondrá.

Juan López de Uralde, ex director de Greenpeace y diputado de Unidas Podemos, subraya en el programa La Cafetera de Radiocable.com que se trata de una decisión «decepcionante» y «devastadora» para el Ártico que ha generado un enorme malestar en el ecologismo de EEUU hacia Biden. Detalla cómo sólo la explotación de los pozos generará unas emisiones equivalentes a dos millones de vehículos circulando y advierte de que pone en riesgo el Ártico y es un «golpe mortal a las políticas climáticas de EEUU».

Juan López de Uralde explica que el anuncio del permiso al Proyecto ha «caído como una bomba» en el movimiento de la lucha contra el cambio climático, porque «no se esperaba una decisión así de un gobierno y un presidente de EEUU que había hecho de la lucha contra el cambio climático un discurso y uno de los elementos clave de sus políticas. Ha sido verdaderamente decepcionante y hay mucho malestar en el ecologismo americano. Va a haber movilizaciones y demandas judiciales, pero de momento la decisión es tremenda porque supone abrir a la explotación petrolífera una zona del Ártico de Alaska, donde tiene concesiones la petrolera Conoco Phillips, para la extracción de 180.000 barriles de petróleo al año. Y es devastador».

Pone de relieve que solamente las emisiones de lo que corresponde a la explotación de los pozos va a ser equivalente a dos millones de vehículos circulando, pero advierte de que además está el impacto que tenga luego la combustión de ese petróleo. El diputado de Podemos señala: «esto pone desde luego en riesgo el Ártico en Alaska. Y aunque el Proyecto Willow tiene, como siempre, el apoyo de los políticos locales que hablan del desarrollo, empleos, etc., etc. cuenta con una oposición ecologista amplia porque es un golpe mortal a las políticas climáticas de EEUU».

Detalla que la petrolera Conoco Phillips tenía unas concesiones en esta zona de Alaska desde los años 90 y ha utilizado la técnica de dejarlas en un cajón, esperar a que aumentaran su valor y ponerlas en explotación cuando a la compañía le interesa. «Pero creo que es la excusa que ha usado el gobierno de EEUU, porque si quisiera realmente frenar a la compañía, tiene herramientas para hacerlo. La excusa es que eran campos de petróleo ya concedidos y ellos han hecho una negociación para liberar algunas zonas, permitiendo la explotación en una parte y protegiendo otra». Pero asegura: «Es inaceptable a todas luces que un gobierno que ha hecho de la lucha contra el cambio climático un elemento diferencial respecto a Trump conceda esta explotación».

Uralde recuerda que las explotaciones petrolíferas en Alaska y en el Océano Ártico son una pelea ambientalista en EEUU desde hace muchos años: «Ha habido numerosos intentos y campañas de oposición. Alaska es una región enorme donde la extracción de recursos hace muy rico a quien los explota, pero al mismo tiempo es un territorio salvaje y por ello es objeto de lucha entre el desarrollismo y el ecologismo. Es junto con la Amazonía y otras zonas salvajes, escenarios donde se visibiliza mejor este conflicto».

Pero sobre el visto bueno al Proyecto Willow enfatiza: «La imagen que se está dando es terrible. Porque lo que queda es que el gobierno de Biden está permitiendo la extracción de petróleo en el Ártico y por lo tanto está contribuyendo al agravamiento del cambio climático. Y aunque se haya logrado la protección de algunas zonas, en este momento nada puede justificar la apertura de nuevos campos de petróleo cuando lo que se necesita es ir hacia un modelo que nos libere de los combustibles fósiles». Y critica al gobierno tanto si los motivos de la decisión han sido políticos -«creo que es un error» afirma-, como si han sido económicos: «Es evidente que la empresa iba a hacer valer sus permisos y concesiones, pero el gobierno tenía herramientas para ganar esa batalla. Ahora, es al revés, son las organizaciones ambientales quienes van a dar la batalla a través de litigios legales para frenar este desarrollo.»

 


[Entrevista completa a López de Uralde a partir del min 32:30]

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