BLOG

Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

image

Sucedió durante el acto «memorial» a Mandela. La secuencia de fotografías en las que Obama se autoretrataba sonriente con la Primera Dama de Dinamarca dio la vuelta al mundo.

Las interpretaciones fueron numerosas también en las redes sociales. Hay quien dibujó un agravio para con su mujer Michelle y el consiguiente enfado, y no son pocos los que señalaron que el lugar no era el más apropiado para las bromas, ni para esas imágenes, conocidas como selfies. Sea como fuere, la dimensión que ha alcanzado la imagen en las portadas y los digitales de medio mundo es indiscutible, lo que certifica el error en términos diplomáticos y de imagen para el Presidente norteamericano.

image

 

  

 

Pero ¿qué hay del contexto?

El contexto es importante en periodismo. En las imágenes de portada, plano cerrado, no se aprecia que el carácter del memorial era festivo -la propia celebración de la muerte en África lo es- ; ni se aprecia tampoco que parte del estadio se encontraba bailando. Eso es contexto. Y cambia sustancialmente el significado de la imagen.

Tampoco la foto con una celebridad fue algo excepcional allí. Como muestra, la imagen que envió George Bush a su cuenta de Instagram…

image

Actualización 12/12/2013 : «Las fotos pueden mentir. La mirada contrariada de Michelle Obama fue una casualidad», dice el autor de las imágenes.

El juez tiró para atrás esta semana la demanda que presentó De Cospedal contra Luis Bárcenas, por haberla acusado de cobrar en B.  Se absuelve a Bárcenas porque parece que no fue él -o no se puede acreditar- quién facilitó a ‘El País’ los papeles, por lo que no puede acusársele de estar detrás de tal «campaña difamatoria», que el juez añade que existió.

Pero Cospedal dice estar satisfecha. La Presidenta de Castilla La Mancha trata de presentar como una victoria esa sentencia cuando en realidad el juez ha rechazado su demanda.

Pero -tanto ella como el PP- lo hace dialécticamente de forma inteligente porque argumenta que la sentencia especifica la «difamación» de la que afirma haber sido objeto. Y haber sido difamada, claro, es que suena muy fuerte.

Lo que no explica la presidenta es que «Difamación» no significa que el hecho denunciado -que ella cobró dinero B- sea verdadero o falso :

«La difamación es la comunicación a una o más personas con ánimo de dañar, de una acusación que se hace a otra persona física o moral de un hecho, determinado o indeterminado, que pueda causar o cause a ésta un menoscabo en su honor, dignidad o reputación. -explica la wikipedia.

Por otra parte, cabe recordar, que el juez Jesús Yunta que ha tumbado la sentencia de Cospedal, forma parte del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Toledo. Lo que quizá explique la contundencia que ha utilizado para calificar y retratar a Bárcenas en una sentencia que hablaba del honor y la publicidad, no de la corrupción.

Luis Arroyo en infolibre, sobre la opinión pública:

«Compartí mesa redonda el otro día con la responsable de Asuntos Públicos de Google en España, quien nos ofreció en un bellísimo vídeo una metáfora del funcionamiento actual de la opinión pública. La gente se comporta hoy, en esta nuestra era de información hiperacelerada, como estorninos en bandada: por miles en una dirección y de pronto en la contraria, en una sincronía colectiva sorprendente.

Ayer pusimos la atención en el tifón filipino, hoy prácticamente olvidado. Nos ocupa esta semana esa Ley mordaza que el Gobierno español prepara. Nos olvidaremos de denunciar el despropósito en cuanto nos cansemos de clamar en el desierto un par de días. Anteayer parecía que lográbamos torcer el brazo a los bancos gracias a la presión de unos cuantos comprometidos de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, pero no estamos hoy seguros de haber ganado la guerra; ni siquiera batalla que merezca reseñarse…» (Sigue leyendo a Luis Arroyo en Infolibre)

Muy simpático este cuadro. Titulares del Siglo XX, reescritos para obtener más clics. Irónico,  pero que dice muchas cosas sobre cómo llamar la atención en medio de la abundancia de datos. Muy apropiados para el responsable del SEO. Procede de aquí:

 

titulares-seo

También hay otros textos interesantes sobre el mismo asunto, aquí, aquí,

Paco Marhuenda Fernando Berlín

Me voy a referir brevemente al debate en el que participé el sábado, sin detenerme demasiado en el incidente, al que ya se han referido otros, pero del que apuntaré que no todo puede valer en televisión y menos contra quien en ese momento pide respeto.

Pero resulta que el detonante para recibir las descalificaciones fue la argumentación que hice sobre la Ley de Servicios Mínimos. Dije que una ley como ésa «no puede ser elaborada por el PP». Y quiero explicarlo, como traté de hacerlo allí.

No parece descabellado pedir que una ley tan sensible, que afecta a derechos fundamentales de los trabajadores -como ha reconocido el propio Rajoy- goce de amplísimo consenso: consenso con las organizaciones sociales, con los sindicatos, con los partidos de la oposición etc.. Que se aproveche la mayoría absoluta para evitar toda oportunidad de consenso es el peor de los escenarios para que quede legitimada.

Así traté de expresarlo y hubiera bastado con contestar argumentando otra cosa, para que el debate se hubiera producido en un tono edificante y no insultante.

Quizá haya quien crea que es precisamente la mayoría absoluta del PP la que legitima que esta ley se pueda desarrollar, pero conviene recordar que la última reforma laboral fue escrita al dictado de la CEOE y de FEDEA, como recordaba en agosto el economista Alejandro Inurrieta. ¿Se puede imaginar el mismo proceso para redactar una ley de servicios mínimos en las huelgas?

Resulta, además, que los servicios mínimos ya existen. Lo ideal es que la empresa llegue a un acuerdo con la representación legal de los trabajadores. Pero si no hay acuerdo ¡los fija la empresa!  Y resulta, y es bueno que se sepa, que es cierto que, con frecuencia, los servicios mínimos incumplen la legislación pero justamente por lo contrario: porque las empresas imponen servicios mínimos excesivos, «abusivos» según los jueces. Pero los tribunales tardan dos años en dar la razón a los sindicatos, lo que se convierte en una flagrante injusticia para los derechos de los trabajadores. Porque ya es tarde.

Insisto en que todo esto puede ser contestado desde la razón, pero nunca desde el insulto.

La iniciativa en este caso no puede tenerla la derecha. De la misma forma que el final de ETA sólo puede protagonizarlo la derecha, porque es la única capaz de garantizar que no se rompa el país en dos, -conteniendo el ala más dura de los suyos y equilibrando las respuestas-, parece obvio que leyes como la de huelga sólo pueden hacerse desde el más amplio consenso, y preferiblemente desde la izquierda para evitar conflictividad social y laboral.

Ante esto se puede contestar con una contra-argumentación, con las razones que sea, o se puede descalificar a base de insultos. Lo que no se puede pedir es que cuando te insultan tratando de exponer tus ideas te quedes callado, como si no estuviera ocurriendo nada a tu alrededor. Porque lo que ocurre es grave, en el fondo y en las formas.

Imagen de previsualización de YouTube
Compilación con las descalificaciones. Aquí el debate completo.

 

Presentación del libro de Felipe González

El pasado miércoles tuve la oportunidad de participar en la presentación del libro «En busca de respuestas» (Ed.Debate) del expresidente del gobierno Felipe González.

Conocí a González en el año 98. Conseguí una entrevista con él tras asaltarle en un restaurante, en un episodio que he contado aquí antes, pero que recupero porque ilustra bien las actitudes emprendedoras que seducen al expresidente. Le asalté contándole que había puesto en marcha un proyecto de Internet, desde casa de mi madre, llamado radiocable.com, y que quería entrevistarle. González propuso un intercambio: si yo participaba en un encuentro para contar mi experiencia, él me concedía la entrevista. Y así sucedió.

Semanas después me citó en su despacho para conceder la entrevista. Más allá de la anécdota, revisando hoy mis notas de entonces veo que aquella entrevista, lejos de los asuntos de actualidad a los que trataba de llevarle, pivotó en torno a una advertencia que hacía González y a la que siempre volvía: el tsunami de la globalización provocará irremediablemente -decía entonces- una fuerte crisis financiera, institucional, de gobernanza y de liderazgo. Año 1998. Es exactamente lo que ha ocurrido y es eso de lo que habla el libro.

El libro es una defensa del pragmatismo y es también una crítica a la falta de compromiso y a los prejuicios. Cuestiona, por ejemplo, la visión «utópica» que teníamos quienes nos manifestábamos contra la globalización (p103). Yo era uno de ellos, lo conté durante la presentación. Participé en manifestaciones antiglobalización desde el año 1995 hasta el año 2003. Puede, en efecto que nos equivocásemos en algunas cosas, como él recuerda: acerca de los efectos de la globalización. Pensábamos que la globalización impondría de forma hegemónica la cultura norteamericana y en lugar de eso abrió un espacio de oporunidad para los países emergentes, que son precisamente quienes la lideran hoy.

Sería injusto no reconocer, sin embargo, que acertamos advirtiendo de los peligros de una financiarización desbocada y de las desigualdades que podía generar la falta de controles. Además, esas manifestaciones marcaron durante años la agenda del FMI y del BM, -que empezó a hablar de desarrollo, y pobreza, cuando antes solo lo hacía de mecanismos financieros-.

Pero sobre todo: No se trata de cómo es el mundo tras aquellas protestas, sino de cómo sería el mundo sin haberse producido.

Imagen de previsualización de YouTube

Pero en todo caso, la reflexión de fondo es compartida: La globalización abre un formidable espacio de oportunidades: oportunidades individuales, colectivas, empresariales, etc… Pero la globalización también obliga a repensar cómo se puede gobernar este nuevo mundo y cómo se puede diseñar un nuevo órden, desde la solidaridad redistributiva, que se corresponda con ese fenómeno porque este desgobierno general, este panorama lleno de tormentas, está provocando desconfianza en las instituciones, banalización, crisis de identidad, y falta de compromiso general…

A nivel individual -explica González-, los cambios que conlleva el fenómeno tecnológico de la globalización también son muchos. Como los conocimientos son compartidos y cambian a enorme velocidad, su posesión tiene un valor prácticamente irrelevante. Por tanto, lo académico pierde importancia. Un ejemplo: en un mundo con un mercado laboral tan cambiante una persona excesivamente preparada en un sólo área de conocimiento deja de ser un perfil laboralmente seductor -las necesidades de la empresa hoy, no serán las de mañana- .

También abordamos en la presentación las diferentes culturas empresariales que se dan entre continentes. Se queja Felipe González de que en Europa no se dan fenómenos empresariales como Google, Microsoft, o facebook (pag 204). Es cierto, y eso debería hacernos reflexionar. Sin embargo, en mi opinión, esas debilidades se pueden convertir en nuestras fortalezas.

Un solo ejemplo en el ámbito de la gastronomía. En España no tenemos al CEO de McDonalds. Ese hombre podría cambiar el precio del mercado de la carne mundial con tan solo subir unos céntimos el precio de sus hamburguesas-. No lo tenemos. Pero tenemos al dueño de «El Bullí», Ferrán Adriá: Con una pequeña empresa familiar, demostró que la excelencia de su producto trasciende lo nacional. Ambos se dedican al mercado de la gastronomía. Pero uno se dedica a la excelencia, el otro al volúmen de mercado. Y no creo que nuestro Bulli desmerezca para nada al mercado global de las hamburguesas.

Sea como fuere, el libro es una invitación provocadora a la reflexión y al debate: hay un enorme tsunami llegando a nuestra costa, y conviene saberlo. Por lo menos saberlo.

image

Necesitamos políticos preparados, no enchufados.

Un servicio privatizado no es necesariamente más eficiente. Yo prefiero que estos servicio sean públicos, pero dado que están siendo privatizados, lo menos que podemos exigir a la administración es que funcionen adecuadamente, sin que les sean modificadas las normas de juego en mitad del partido.

Debemos estar alerta ante privatizaciones de servicios básicos: ¿imaginas una crisis así con la sanidad o la educación?

Los servicios privatizados deben ser mejor supervisados, en los procesos previos y en los posteriores.

Ana Botella en La Razón

jorge-arzuaga

Me propongo escribir brevemente sobre un asunto que me plantea contradicciones y dudas. Preferiría no hacerlo todavía, hasta tener una posición mas firme, pero no quiero que el silencio se reinterprete como se está haciendo.

Hay reproches vía twitter a los medios de comunicación porque «no están tratando la huelga de hambre» iniciada por Jorge Arzuaga, el jóven bilbaino de 25 años, en la Puerta del Sol de Madrid. Reclama la dimisión del gobierno.

No es exacto denunciar, como hace la televisión rusa, y como insisten en las redes sociales, que los medios hayan tapado la noticia : Antena3, EuropaPress, El Periódico, El CorreoEl Mundo, CuatroTele5Público, La Sexta Noche, EiTb, Cuarto Poder , LaRioja.com ..hasta Intereconomía, han hablado de ello y sospecho que medios con escrúpulos laxos y otros que no van a debatir en profundidad sobre las consecuencias, están a punto de hacerlo.

Es un asunto en todo caso sobre el que todavía no tengo suficientemente clara mi posición y pido disculpas a quienes si la tengan. Aquí lo que me inquieta:

¿Por qué hablo de escrúpulos? La primera duda sobre la iniciativa de Jorge no tiene que ver con lo que pide, sino con el como lo pide y de que manera afecta eso a los medios. Los medios de comunicación tienen una función, pero deberían tener también una responsabilidad. En este caso, cabe la duda de si hablar de la noticia supone estimularla. Y no solo en términos informativos, que también. Pero ¿qué pasa si mañana decide seguir adelante con su huelga de hambre al verse respaldado por los medios de comunicación? ¿Qué sucede si sufre secuelas por ello? ¿sobre que conciencia va a pesar?

Otra duda tiene que ver con el tiempo que vivimos: ¿convertirán en espectáculo su salud?. La televisión banaliza aquello que retrata. Es capaz de transformar cualquier reivindicación en simple entretenimiento. Si el tema da audiencia seguirá en antena, de lo contrario desaparecerá de la parrilla. Y hay algo de complicidad en la audiencia, por lo menos en una parte de ella. Una parte no pequeña de los espectadores mantendrán su atención durante los 20 segundos de telediario y luego cambiará de canal para seguir viendo a Belén Esteban. Pero Jorge seguirá allí, en Sol. Mi crítica aquí no es con Jorge, sino sobre todo con la televisión y con una parte de la audiencia.

Hay por último otro tema, relacionado con el debate democrático que plantea rebelarse así: En lo colectivo: ¿Es democrática esa forma de protesta para forzar un cambio? ¿qué hacemos si mañana un chico Provida decide ponerse en huelga de hambre hasta que se prohíba el aborto? ¿debemos los medios dar voz también a esa protesta?
Y por otro lado, en lo individual: ¿No es una forma de chantaje moral? Obviamente nadie quiere que le ocurra nada, por lo que hay algo de coacción en esto: ¿no obliga a los demás a sentirse moralmente responsables de su salud y también de su reivindicación? El debate se ha planteado también en meneame, incluso entre personas que dicen compartir las quejas de Jorge.

Que el PP está incumpliendo su programa electoral es obvio. Que quizá deberíamos recortar los procesos electorales para votar cada dos años y evitar fraudes como el que protagoniza el gobierno es posible; Que hay razones para pedir la dimisión del ejecutivo parece bastante razonable. Ahora bien, existe un mecanismo democrático indiscutible para expulsar del sistema a quien abusa de él, y en todo caso Jorge no está pidiendo nuevos mecanismos para hacerlo, sino «la dimisión del gobierno».

Por eso, desde el respeto a la libertad de cada uno para hacer lo que desee consigo mismo, y como decía al principio, sin tener suficientemente clara mi posición todavía, me resulta fácil comprender las reticencias de la prensa.

Actualización. Esta advertencia de Víctor Alonso Rocafort, profesor de Teoría Política en la Universidad Complutense de Madrid, me resulta muy interesante: «Este caso es incomparable con, por ejemplo, las huelgas de hambre realizadas en las prisiones y que surgen de decisiones colectivas. En esos casos, los presos no tienen apenas otras opciones de resistencia. Y se suelen plantear hasta el final, como medidas de presión para mejorar situaciones de opresión muy concretas sentidas como injustas».

«La acción de Sol es una huelga de hambre que no se plantea hasta el final, sino hasta que haya la más mínima situación de riesgo –precisa Rocafort–. A diferencia de lo que sucede en las cárceles, no hay nadie que pueda comprobarla y monitorizarla, más allá de los controles del SAMUR. Introduce asimismo un elemento personalista a partir de la generación de un tipo de afectos más ligados a la sociedad del espectáculo que a promover una política. (…) Recordemos, además, que una huelga de hambre es una acción desesperada que trata de provocar en la gente afectos como la lástima y, donde se quiera o no, promueve en determinadas personas el impulso de imitar la acción, poniendo así sobre la mesa el ‘no te vas a dañar tú solo como forma de protesta’. El caso de Sol no surge de ningún colectivo ni de ninguna experiencia de lucha previa (…)».

Rubalcaba-Conferencia-pol2013

El PSOE se reunió durante dos días para decidir los puntos que marcaran su programa ideológico. De allí salió una apuesta por la laicidad, una reforma fiscal adaptada a la crisis, y alguna propuesta polémica entre sus bases, como la de mantener los lazos monárquicos. Su mayor reto ahora es recuperar la credibilidad.
Esta fue la Conferencia política vista a través de 19 tweets.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

image

La propuesta del PSOE provoca un encendido debate televisivo y nos descubre la deficiente cultura democrática española.