Muchas veces, ni siquiera nosotros, los periodistas, somos conscientes del despliegue espectacular que hace falta para retransmtir un acontencimiento como la celebración de una Liga.
Ayer, más de cien personas comenzaron a trabajar en Cibeles a las siete de la mañana. Formaban parte del dispostivo de laSexta, que tenía que montar en tiempo récord el set de televisión, con andamios, cientos de metros de cable, cámaras, unidades móviles…

Pero antes, toca desembarco, con todo el material… Y la cosa es simple. El primero que llega, elige sitio. Aunque  a veces hay que sacar el codo, por si el segundo, se junta mucho. 
Nosotros llegamos sobre las 8 de la tarde, cuando todo estaba ya listo. Nos chocó ver el color algún compañero, colorao, como si acabaran de volver de la playa…
45 minutos después, terminó el partido del Villarreal. Ya no habría alirón del Real Madrid, pero allí nadie se movió, por si acaso.
Cinco minutos después, sonó el teléfono. Se anula el dispositivo. A unos nos dio el bajón, esperábamos una noche movidita en Cibeles. Otros, y esto es lo que más me chocó, lo celebraron con abrazos, pitos…

Me extrañó porque toda esa gente era la que llevaba más de 13 horas trabajando. Y lo que les quedaba. Ahora tenían que desmontar, y recogerlo todo. Sabiendo, además, que el domingo que viene les toca madrugar otra vez. A las siete de la mañana, en Cibeles, para coger el mejor sitio. Y vuelta a empezar. Todo volverá a estar listo, si el Madrid es campeón, o si no.

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