BLOG

Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Foto hecha por Ana Pastor, minutos antes de empezar el programa.

Ayer tuvo lugar en Los Desayunos de TVE la entrevista con Ángeles González Sinde.

Parecía imposible condensar en un par de minutos los meses de desencuentros y los argumentos de las protestas en la red, así que era más sencillo ilustrarlo con un par de objetos. Es la explicación de lo de los regalos.

Le fueron entregados estos dos objetos: un pendrive con el libro en Pdf de Richard Stallman, «Software libre para una sociedad libre» (aquí en Pdf) y un libro que a su vez me había regalado Iñaki Gabilondo hace algunos años «Yo y tú, objetos de lujo» de Vicente Verdú. El libro en papel está escrito desde la experiencia y la edad pero observa de forma elogiosa a la generación más jóven y sus conductas. A Gabilondo, a su vez, se lo habían regalado. Vamos, lo que se conoce como intercambio de archivos…y todo un riesgo industrial, según parece, si la cadena continúa.

La tarde anterior compré el pendrive en la FNAC por 9 euros. Resulta paradójico que en ese precio hayan incluido también un Canon que va destinado a la SGAE y que encarece el valor real que debía tener el aparatito. Resulta paradójico, digo, como lo hubiera resultado si dentro hubiera almacenado las fotos de mis vacaciones con María y el bebé, pero es que, además, el libro de Stallman es de libre distribución y por tanto es un despropósito que costee ese impuesto revolucionario. Ambos regalos pretendían retratar la incoherencia de un modelo que tratan de vendernos como proteccionista de débiles sectores.

 

Aquí el vídeo

 Tras el programa, me acerqué a la Ministra y le dije que lo de los regalos iba en serio, que podían ayudarla a entender el fenómeno sobre el que están legistalando, pues estoy convencido que se está haciendo desde el desconocimiento total. Se me olvidó un libro imprescindible, «Cultura libre» (pdf) de Lawrence Lessig, «de cómo los grandes medios usan la tecnología y las leyes para encerrar la cultura y controlar la creatividad».  Y al terminar, como es natural, podía cortarse el ambiente en el estudio aunque confieso que poco a poco la cosa se fue relajando.

El problema de la ley no es solo de ignorancia. Es un simple despropósito. Una ley pensada para industriales, no para creadores, y que deja en una situación de indefensión jurídica atróz a cualquier blog y página web.

Por eso resulta más decepcionante y pavoroso leer los papeles de la embajada norteamericana, divulgados por wikileaks y publicados en El Pais. Observar como el ministerio se plegó a los intereses de la gran industria norteamericana y como se recurrió desde aquí a diplomáticos extranjeros para  presionar a grupos políticos españoles. Defender eso, como algo propio de la diplomacia, como hizo ayer la Ministra en TVE es simplemente ningunear la democracia y nuestra soberanía política y legislativa.

Según los papeles publicados en EL PAIS, en las conversaciones entre el Ministerio y la embajada se llegó a sentar las bases para que expertos seleccionados por Washington ofrecieran lecciones sobre el asunto con visitas o por videoconferencia a los miembros del Ministerio. Las videoconferencias no llegaron a producirse, según dijo ayer la Ministra, aunque de las visitas no habló, porque según estos mismos papeles, se produjeron unas cuantas.

Añadió ayer irónicamente que EEUU nos ha agradecido la Ley incluyéndonos en la lista negra de paises piratas. Lo que se le olvidó decir es que según esos mismos cables secretos de la Embajada que publicó EL PAIS:

… la propia industria cultural española hace presión para que España aparezca en la lista negra de EE UU de países donde la llamada piratería no se persigue según los deseos de Washington. «[El presidente de Promusicae, Antonio] Guisasola confirmó que la industria musical española apoya la inclusión de España en la lista negra [sobre piratería, de la oficina de Comercio de EE UU]..

Así que nos han premiado regalándonos exactamente lo que habíamos pedido ¿no?

Print Friendly, PDF & Email