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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

«Hoy por hoy, Madrid es la capital moral de Europa; por supuesto que no es la capital política de los europeos ni la capital económica ni mucho menos la capital militar. Pero sí es, clara y rotundamente, la capital moral de esa Europa a la que osaron llamar «vieja» algunos que de Europa sabían y saben muy poco, y que de su supuesta juventud presumían demasiado».  (José Saramago 20 marzo 2004)

Sucedió entonces y sucede hoy. La Puerta del Sol de Madrid evoca el Brasil de Lula, la expresión de Saramago y rememora el Mayo del 68.  Y no solo es Madrid: decenas de ciudades viven simultáneamente su revolución por todo el país.

Hoy es fundamental acercarse por allí, caminar bajo los toldos con detenimiento y hablar con la gente. De otra forma difícilmente se puede entender lo que está ocurriendo: asambleas de trabajo, grupos de información, de infraestructuras -montando tiendas, toldos y carpas-, vecinos que entregan mantas, herramientas y comida… e incluso un grupo que está organizando una guardería para que los padres puedan recorrer tranquilamente la instalación. Por todas partes se respira ilusión y por todas partes se piden y ofrecen voluntarios para las tareas más diversas.

Participar es sencillo pues es un fenómeno incluyente y asambleario. Solo hay que acercarse, elegir un grupo de trabajo en el que creas que puedes aportar algo, proponer tus ideas y someterlas a la voluntad de la asamblea que es abierta y sin jerarquías.

Hay, incluso, grupos de convivencia que se encargan de evitar altercados y de alejar a quienes rompen la paz de la plaza de la misma manera que se hacen llamadas sistemáticas para que no se consuma alcohol allí: «beberemos cuando tengamos algo que celebrar» , -gritan.

Nunca vió Madrid una acción tan política, a la vez que despolitizada.

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Esta plaza gris, hasta hace poco de paso, se ha llenado de color y se ha convertido en una luz de esperanza para el pensamiento, en medio de un Madrid carca y oxidado. Los ciudadanos se han apropiado del hormigón y han recuperado el espacio público de encuentro.

Pasear por aquí es toda una experiencia. Los espontáneos se detienen observando lo que ocurre y comienzan a discutir entre desconocidos, y a proponer alternativas y mejoras al modelo de democracia que vivimos. Esos brotes de luz, iluminarán por la noche toda la ciudad, iluminarán dormitorios, cocinas, salones… porque pronto esas personas llegaran a su casa extendiendo el virus del diálogo, de la política, de la dialéctica, de la conversación, de la experiencia vivida.

 ¡Que poco conocen lo que está ocurriendo quienes dicen que está teledirigido! ¡Que poco distinguen el concepto de la diversidad los que dicen que se aboga por la abstención!  ¡Que poco saben de lo que ocurre los que creen que sus participantes no votarán!

Se critica a los mercados, sí, se defiende el poder de la democracia frente a ellos y se pide transparencia democrática; Se exige que los programas de los partidos se cumplan y que la ley electoral represente de verdad a los ciudadanos; Se piden utopías como que los imputados por corrupción no invadan las listas, ¿es tanto pedir para esta democracia?

Por todo eso insisto en que harán muy mal los que ignoren o desprecien este movimiento. Probablemente es la revolución más importante que se ha vivido desde la democracia en España y será recordada durante muchos años.

Este es el momento en el que puedes elegir si contarás que estuviste presente, o preferiste mirar para otro lado.

 

 

 

 

 

 

 

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