La Corte Internacional de Justicia, el más alto tribunal de la ONU, celebró este 11 de enero la primera vista para examinar la denuncia de Sudáfrica que acusa a Israel de violar la Convención sobre Genocidio en Gaza y de un patrón de conducta genocida hacia los palestinos. Esta demanda ha puesto el foco sobre la CIJ, también conocida como la Corte Mundial. Se trata de un tribunal que es un de los seis órganos principales de la arquitectura de la paz y la seguridad internacionales con la que fue diseñada la ONU para evitar futuras guerras.


Sudafrica acusa a Israel de sus obligaciones en virtud de la Convención sobre el Genocidio y de llevar a cabo un patrón de conducta genocida hacia los palestinos en Gaza: «Esta matanza no es otra cosa que la destrucción de la vida palestina. Se inflige deliberadamente, no se perdona a nadie, ni siquiera a los recién nacidos”, aseguró su equipo jurídico en la primera vista ante la Corte Internacional de Justicia en un intento de poner fin a la matanza masiva de civiles en Gaza.

Israel ha negado rotundamente la acusación por considerarla «infundada», pero la audiencia se produce después de que 23.000 palestinos en la Franja hayan muerto a manos del Ejército de Israel, 60.000 miles hayan resultado heridos, cientos de miles hayan sido desplazados y más de un millón esté pasando hambre. La interposición de este recurso por parte de Sudáfrica ha elevado el perfil internacional de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Desde la ONU explican qué es este tribunal y sus funciones.

La Corte Internacional de Justicia tiene su sede en el Palacio de la Paz de La Haya, en Países Bajos, y se creó en 1945 con el fin de resolver litigios entre Estados. El Tribunal también emite dictámenes consultivos sobre cuestiones jurídicas que le remiten otros órganos autorizados de la ONU.

Ampliamente conocida como la “Corte Mundial”, el tribunal es uno de los seis “órganos principales” de las Naciones Unidas, en pie de igualdad con la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social (ECOSOC), el Consejo de Administración Fiduciaria y la Secretaría; y el único que no tiene su sede en Nueva York.

A diferencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, la Corte no es un tribunal supremo al que puedan dirigirse los tribunales nacionales: sólo puede conocer de un litigio cuando se lo solicitan uno o varios Estados.

Magistrados independientes

El Tribunal lo componen 15 jueces, elegidos por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU para un mandato de nueve años. Las elecciones se celebran cada tres años para un tercio de los puestos y los jueces que se han jubilado pueden ser reelegidos. Los miembros del Tribunal no representan a sus gobiernos, sino que son magistrados independientes, y se permite sólo un juez por nacionalidad.

Los casos se abren con la presentación e intercambio de alegaciones de las partes involucradas, que contienen una declaración detallada de los elementos de hecho y de derecho en los que cada parte se basa, y una fase oral consistente en audiencias públicas en la que agentes y abogados se dirigen al Tribunal. Los países involucrados designan a un agente para que defienda su causa, quien tiene los mismos derechos y obligaciones que un abogado ante un tribunal nacional. Ocasionalmente, un político destacado puede defender a su país, como en el caso de Gambia/Myanmar en 2020 (véase más abajo).

Tras esta fase, los jueces deliberan in camera (en privado o a puerta cerrada) y luego el Tribunal emite su veredicto. Esto puede durar desde unas pocas semanas hasta varios años.

¿Por qué es importante la Corte?

La Corte Internacional de Justicia es el único tribunal internacional que resuelve litigios entre los 193 Estados miembros de la ONU. Esto significa que hace una importante contribución a la paz y la seguridad mundiales, proporcionando una vía para que los países resuelvan sus problemas sin recurrir al conflicto extremo.

¿Qué tipo de litigios se presentan ante el Tribunal?

El Tribunal puede pronunciarse sobre dos tipos de casos: los «contenciosos», que son litigios jurídicos entre Estados, y los «procedimientos consultivos», que son solicitudes de opiniones consultivas sobre cuestiones jurídicas remitidas por órganos de las Naciones Unidas y algunos organismos especializados.

El caso presentado por Sudáfrica contra Israel el 29 de diciembre de 2023 es el primero contencioso que se presenta contra Israel ante la CIJ (una opinión consultiva de 2004 consideró que la construcción del muro levantado por Israel en el Territorio Palestino Ocupado, incluido dentro y alrededor de Jerusalén del Este, y su régimen asociado, es contraria al derecho internacional).

Sudáfrica sostiene que, en su respuesta a los ataques de Hamás, «los actos y omisiones de Israel (…) son de carácter genocida, ya que se cometen con la intención específica (…) de destruir a los palestinos de Gaza como parte del grupo nacional, racial y étnico palestino más amplio». Y pretende fundamentar la competencia del Tribunal en la Convención de la ONU sobre el Genocidio de 1948, de la que ambos países son signatarios. Israel rechaza las acusaciones.

Otro caso relativamente reciente que acaparó la atención internacional fue una sentencia contra Myanmar en enero de 2020, que ordenaba al país proteger a su población minoritaria rohinyá y la destrucción de pruebas relacionadas con acusaciones de genocidio. Este caso, presentado por Gambia, destacó por la aparición de Aung San Suu Kyi, entonces líder de facto de Myanmar, haciendo acto de presencia en La Haya para defender su país.

¿Qué consecuencias tiene una sentencia del Tribunal?

Las sentencias de la Corte son definitivas y no hay posibilidad de apelación Corresponde a los Estados afectados aplicar las decisiones del Tribunal en sus jurisdicciones nacionales, y, en la mayoría de los casos, cumplen las obligaciones que les impone el derecho internacional.

Si un país no cumple las obligaciones que le incumben en virtud de una sentencia, el único recurso que queda es recurrir al Consejo de Seguridad, el cual puede votar por una resolución, según la Carta de las Naciones Unidas. Esto ocurrió en un caso presentado por Nicaragua contra Estados Unidos en 1984, exigiendo reparaciones por el apoyo estadounidense a los rebeldes de la Contra. La CIJ falló a favor de Nicaragua, pero Estados Unidos se negó a aceptarlo. Nicaragua llevó entonces el asunto ante el Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos vetó la resolución correspondiente.

(Foto: Flickr/Rvr)
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