E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington. Llegados a este punto, casi estaría dispuesto a animar a los Republicanos.

No, no es en serio. La política no tiene la ??regla de la misericordia.? Y de todos modos, los ideólogos cada vez más amargados que controlan lo que resta del Partido Republicano andan tan carentes de nuevas ideas — y tan decididos a obstaculizar en lugar de colaborar — que nunca les podría desear buena suerte.

La cosa es, no obstante, que contar con una oposición eficaz y constructiva sería bueno en este momento crucial de la historia de la nación. Si fuera posible encontrar un partido así.

El Presidente Obama describía bien este vacío en su conferencia de prensa «100 Días» la noche del miércoles. Los Republicanos, decía, «no pueden… definir el bipartidismo como estar dispuestos a aceptar ciertas teorías suyas que hemos intentado durante ocho años y no funcionaron, y que el pueblo americano votó a favor de cambiar.?

Obama respondía a una pregunta acerca de la deserción del Senador de Pennsylvania Arlen Specter a las filas Demócratas y la esperanza de una mayoría legislativa en Washington. Si Al Franken es declarado eventualmente ganador de la carrera al Senado por Minnesota — y va por delante del titular Norm Coleman por unos cuantos cientos de votos, pendientes de resolución del proceso judicial — los Demócratas tendrán la mayoría absoluta necesaria en el Senado para sacar adelante cualquier propuesta con el firme control de la Cámara de Representantes.

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El cambio de Specter se basa obviamente en la aritmética, no en los principios. Cerca de 200.000 habitantes de Pennsylvania abandonaron las listas Republicanas entre 2004 — la última vez que Specter se presentó a la reelección — y 2008. Specter habría pasado un mal trago en las generales del año que viene contra un contrincante Demócrata de nivel bien financiado. Pero el verdadero problema era que podrían haber superado las primarias. El Partido Republicano de Pennsylvania no es solamente más pequeño sino más conservador, y las encuestas demuestran que la apostasía de Specter en temas de dogma Republicano le dejaba completamente expuesto al desafío desde la derecha.

La tendencia a alejarse del Partido Republicano está presente por todo el país. El Pew Research Center informaba el miércoles que apenas el 23% de los votantes se identifica como Republicano, por debajo del 30% de 2004. La identificación Demócrata sólo se ha elevado ligeramente, concluye el estudio de Pew, pero el vacío entre los dos partidos ha crecido hasta los 12 enteros con respecto a los tres previos.

La mayor parte de esos asilados del Partido Republicano se definen ahora como independientes, y un puñado de encuestas recientes demuestran que los independientes siguen apoyando a Obama y sus políticas. Mi lectura de las encuestas es que a estos votantes centristas no les gusta todo lo que hace Obama, pero le conceden el mérito de entender los problemas a los que se enfrenta nuestra nación, redactando lo que parecen soluciones plausibles y probándolas.

Lo único que puedo decir de los Republicanos es que en general han sido de apoyo para Obama en su enfoque de las guerras de Irak y Afganistán. En innumerables asuntos nacionales, sin embargo han sido obstruccionistas a piñón fijo. Como decía Obama el miércoles: «Oponerse a nuestro enfoque desde todos los frentes no es probablemente una buena estrategia política.?

Tampoco es bueno para el país. La crisis económica tiene tal calado y complejidad que nadie puede estar seguro de cómo abordarla mejor. Existe un consenso generalizado en favor de la reforma sanitaria, pero los detalles siguen por cerrarse. La energía es un asunto importante y complejo, pero pasar a una economía «verde» exigirá enormes deslocalizaciones y considerable sacrificio. Nada de esto es fácil, y mientras que apoyo el enfoque progresista de Obama en todos estos terrenos, me doy cuenta de que el debate vigoroso sólo puede incrementar las probabilidades de acometer las grandes políticas adecuadas.

El Partido Republicano dice respaldar los derechos individuales, el gobierno limitado, la libre iniciativa, la contención fiscal y una defensa fuerte — es difícil discrepar con cualquiera de estos principios genéricos. Pero se deben interpretar en el contexto de la América de hoy, que es diferente a la América de 1989, o la América de 1889.

Un Partido Republicano moderno habría defendido un paquete de estímulo modificado, no un conjunto de recortes fiscales que la mayor parte de los economistas convienen en que no podrían hacer de manera plausible lo que se supone que hace un estímulo. Un Partido Republicano moderno compartiría el escándalo de la ineficacia y la injusticia de nuestro sistema sanitario, y trabajaría para modelar una verdadera reforma en lugar de evitarla. Un Partido Republicano moderno reconocería que «no» no es la respuesta que los estadounidenses quieren escuchar.

Adelante, amigos. ¿No se supone que pensáis que la competencia es buena? ¿Por qué habéis decidido no competir entonces?

 Eugene Robinson

Premio Pulitzer 2009 al comentario político.

 

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