El país es una pequeña isla en medio del Atlántico norte en la que apenas viven unos 320.000 habitantes. Tenía una de las mayores rentas per capita del mundo y antes de 2008 figuraba en los primeros puestos de Índice de Desarrollo. Pero la crisis financiera internacional casi provoca la quiebra de todo el país. La reacción de los islandeses -que no forman parte de la UE- ha sido la opuesta a la que han seguido casi todos los demás países con problemas. El pueblo ha protagonizado la llamada «revolución silenciosa» y ha demostrado que hay alternativa a las recetas que promueven el FMI y la economía capitalista. Esta ha sido la hoja de ruta de Islandia.

Una manifestacion en Islandia
(Foto: Flickr/Alvarozarzuela)

Octubre de 2008: Los tres mayores bancos islandeses tienen que declararse en bancarrota. En el balance de estas tres entidades juntas había activos que eran varias veces mayores que toda la riqueza del país. La Autoridad de Supervisión Financiera islandesa nacionalizó el mayor banco del país, el Kaupthing, e intervino las otras dos entidades más importantes: el Landsbanki y el Glitnir. Los tres representaban cerca del 90% del sistema bancario del país.

Islandia había experimentado en la primera década del siglo XXI llevar al límite las medidas económicas neoliberales. La desregulación, privatizaciones y libre circulación de toda clase de activos financieros fueron llevadas al extremo. La banca islandesa creció de forma descomunal financiando empresas hipotecarias, especialmente en Reino Unido y Holanda, a intereses muy altos.

Cuando los ciudadanos conocen la realidad, empiezan las protestas populares. Tras el colapso de 2008, el gobierno nacionalizó los tres mayores bancos del país, pero separándolos en dos partes. En una, los llamados nuevos bancos, se quedaron con los activos en el interior del país y continuaron con su actividad bancaria para evitar el colapso de la economía local. La otra parte, los viejos bancos concentró todo el negocio exterior y las deudas.

El 23 de enero de 2009, se convocan elecciones anticipadas. Pero las manifestaciones populares en la calle no disminuyen. Tres días después, provocan la dimisión del Primer Ministro, el conservador Geir H. Haarde, y de todo su gobierno en bloque.

Haarde y Grimsson
(Foto: Flickr/Alvarozarzuela)

25 de abril de 2009: Se celebran elecciones generales. Triunfa la izquierda. Tras 18 años ininterrumpidos de gobiernos conservadores, triunfa una coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde. La nueva Primera Ministra es Jóhanna Sigurðardóttir. El presidente de la República es Olafur Ragnar Grimsson.

El gobierno optó por dejar caer a los bancos en quiebra, presionado por la ciudadanía, para después liquidar sus haberes ordenadamente y así hacer frente a parte de las deudas que tenían. El resto fueron asumidas por los inversores como pérdidas (salvo en el caso del conflicto Icesave con los inversores británicos y holandeses a los que respaldaron sus respectivos gobiernos). Una vez estabilizados dichos bancos, se propuso a los antiguos dueños que los compraran. Dos de ellos están en manos privadas con una pequeña participación pública. El Gobierno ha recuperado parte del dinero invertido en la operación, pero las entidades vuelven a ser privadas.

Enero 2010. El Parlamento aprueba una ley para devolver la deuda a Gran Bretaña y Holanda pero las movilizaciones la frenan. Contempla el pago de 3.500 millones de euros que pagarán todas las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés. La gente se indigna y se vuelve a echar a la calle. Piden que una decisión económica de tanta envergadura sea sometida a referéndum. El Presidente Grímsson se niega a ratificar la Ley y anuncia que habrá consulta popular.

El 7 de Marzo 2010, se celebra el referéndum sobre el pago de la deuda y el NO arrasa con un 93% de los votos. El FMI responde congelando las ayudas económicas a Islandia.

El 16 de junio de 2010. Ley para proteger el periodismo de investigación. Se aprueba la Iniciativa Islandesa Moderna para Medios de Comunicación, por unanimidad en el Parlamento, un proyecto de ley que crea un marco jurídico específico para proteger libertad de información y de expresión. La idea es que Islandia sea un refugio seguro para el periodismo de investigación y la libertad de información donde se protejan  fuentes, periodistas y proveedores de Internet que alojen información periodística.

Noviembre 2010. Se elige una asamblea constituyente para redactar una nueva constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis. La Carta Magna islandesa es una copia de la de Dinamarca. Durante más de 60 años se había intentado cambiar, pero los políticos lo habían impedido. Ahora sin embargo se decide recurrir a la democracia directa y se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que han presentado candidaturas, para redactar la nueva constitución.

El texto está abierto a debate público. Cada una de las 320.000 personas que habitan la isla puede hacer sugerencias y comentar el borrador a través de Internet y las redes sociales: en su página de Facebook, en la cuenta de Twitter, en su canal de YouTube o en su página de Flickr. Además la web Stjörnlagaráò retransmite las sesiones en directo.

Marzo de 2011. Segundo referéndum para decidir sobre el pago a Inglaterra. El Gobierno negocia con Reino Unido y Gran Bretaña y presenta una nueva propuesta para el pago de la deuda de Icesave. Las condiciones se flexibilizan,  el interés es menor, 3%, y el plazo para pagar se alarga hasta 37 años. Pero los ciudadanos vuelven a hacer campaña en contra y el Presidente ?lafur Grímsson, convoca un segundo referendum. El 9 de abril es rechazado con casi el 60% de los votos. La resolución del conflicto parece abocada a la vía judicial y deja incógnitas sobre sus consecuencias.

Abril de 2011. Detenidos banqueros y culpas a políticos por su responsabilidad. La comisión parlamentaria creada a finales de 2009 para investigar las causas y orígenes de la crisis y dirimir jurídicamente las responsabilidades publica su informe final. Acusa al anterior gobierno conservador y al ex gobernador del Banco Central de «extrema negligencia». Hay también detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos, entre ellos el ex-Presidente del Kaupthing, Sigurdur Einarsson que vivía como exiliado de lujo en Londres.

Se procesa al antiguo Primer Ministro, Geir Hilmar Haarde por su actuación antes y durante la crisis bancaria del 2008 – no tomar las medidas necesarias ante el inminente derrumbe financiero- y por ocultar información al pueblo y a sus propios ministros sobre el peso de los bancos en el conjunto de la economía islandesa.

7 de Junio 2011: Arranca el juicio contra el ex primer ministro conservador islandés Haarde. Es el primer político del planeta imputado por su responsabilidad en la crisis financiera internacional.

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