Se puede hacer periodismo sin levantarse de una silla y se puede hacer periodismo «extremo», sumergiéndose tanto en una historia hasta el punto de vivir situaciones muy, muy comprometidas

Enrique Meneses, uno de los más grandes reporteros españoles, repasa, a sus 82 años, en esta entrevista de radiocable.com algunas de las «locuras» que él mismo protagonizó en su carrera para «contar bien una historia». Pero hay otros también que han llevado lejos el concepto de periodismo extremo: cambiarse el color de la piel, hacer bígamo, circuncidarse…(Foto: Flickr/Betobeto)

Meneses: Reportajes gracias a una alocada aventura amorosa 

Enrique Meneses terminó atrapado en La Habana, donde logró ser el primero en contactar con Fidel y el Che, al intentar evitar la boda de una prima suya; Escribió también un libro y reportaje por Africa gracias a un viaje en busca del amor platónico de un colega y «falsificó» acreditaciones y carnets de prensa para conseguir scoops o exclusivas. El lo resume así: «Si no amas la aventura, es muy dificil hacer buen periodismo de investigación».

Entique Meneses

El veterano periodista relata que pasó de cubrir la guerra del Canal de Suez en 1956 a aterrizar en la Habana queriendo ayudar a una prima suya, cuya madre quería casarla por obligación: «Era una gran bailarina de ballet, tenía 19 años e iba a abandonar. Le compré un billete y se vino conmigo a París. Pero luego su madre nos echó encima a toda la Interpol y tuvimos que huir. Pasé de Francia a Suiza, luego a Alemania, Bélgica y finalmente terminé en La Habana».

Enrique Meneneses quería seguir ayudando a su prima, pero esta optó por «rendirse»

«me encontré solo y sin dinero. Me puse a escribir con la prensa local. Y finalmente subí a Sierra Maestra e hice el mayor scoop que podía haber hecho».


(Foto: Flickr/Petezin)

Enrique Meneses explica que otro de sus grandes reportajes surgió, cuando vivía en El Cairo en 1955, de una «expedición loca» por ayudar a otro colega español, Jaime Bailén:

«Vió la foto de una chica nilótica del sur de Sudan en un reportaje y dijo que se casaría con ella. Y montamos una expedición para buscarla… con 200 libras esterlinas nos cruzamos toda Africa, desde El Caíro hasta Ciudad del Cabo ida y vuelta. No encontramos nunca a esa chica, pero terminó siendo un libro mío `África, de Cairo a Cabo´ y un reportaje en la revista Actualidad Española».

El reportero convivió incluso con varios reyes de Uganda y Ruanda.

«Hay que buscarse la vida. Esta es una profesión de supervivientes. Yo considero que si quieres hacer un buen trabajo en periodismo, tiene que ser algo que tú elijas el tema», señala el veterano reportero.

Meneses también recuerda como durante su época en el programa «Los reporteros» de TVE, se las apañaron para crear sus propias acreditaciones sobre una idea de Miguel de la Quadra Salcedo: «Cuando ibamos a hacer reportajes, llevabamos papel en blanco de TVE y sellos con la efigie del Rey, a los que recortábamos los dientes. Y cuando lo necesitábamos, nosotros mismos escríbamos una carta tipo `A quien pueda concernir´ para que nos recibieran o acreditaran. Pegábamos el sello y firmábamos por encima como si fuese el mismísmo rey».

«No comprendo que ahora la gente diga `esto no se puede hacer, esto sí´. Esta es una profesión de golfos y donde constantemente está presente la aventura», recalca el periodista de 82 años.

Pero el veterano reportero español no es el único que ha llevado la busqueda de noticias y reportajes al límite. Otros periodistas también lo han hecho. Y algunos han protagonizado historias rocambolescas,  apasionantes y hasta delictivas. Lo que podríamos bautizar como «periodismo extremo». Estas son cuatro de las más llamativas

John Griffin firmando su libroJohn Howard Griffin cambió el color de su piel para experimentar el racismo y escribir sobre él. Trabajaba en 1959 como columnista en un diario de Texas. Le encargaron un artículo sobre el aumento de la tasa de suicidio entre la población negra del sur del país. Y para ser capaz de entender de verdad como se sentían los negros, con ayuda de un dermatólogo, oscureció el color de toda su piel y se disfrazó de `Nigger´(el apelativo despectivo con el que se designa a los negros en EEUU).

Bajo control de un dermatólgo tomó grandes cantidades de una droga llamada Oxsoralen que producía una sobrepigmentación artificial de la piel. Y además se sometió a sesiones de hasta 15 horas de lámparas bronceadoras. Se afeitó la cabeza, cambio su acento y se instaló durantes seis semanas en uno de los barrios negros de Nueva Orleans. Experimentó en su carne la intolerancia, la discriminación. la vejación en toda clase de actos sociales y rutinarios. Publicó sus primeros reportajes en la revista Sepia, que subvencionó su aventura y luego lo contó todo en un libro: «Black like Me? que fue todo un best-seller.

Manuel Jesus OrbegozoManuel Jesus Orbegozo se convirtió en bígamo para obtener un visado y cubrir una noticia. Este veterano periodista peruano trabajó en El Comercio o El Peruano y fue Premio Nacional de Periodismo. Pero recientemente reveló que en 1987 se casó con una joven congoleña solo para conseguir un visado. La chica en cuestión se llamaba Mbaré y era secretaria del consul en la República del Congo. Orbegozo quería acudir al histórico juicio contra el tirano Bokassa en la Republica Centrofricana.

El periodista relata que ella le preguntó si era soltero y Orbegozo mintió asegurando que sí. Entonces ella le propuso casarse ese mismo día y a cambio le entregaría el pasaporte con el visado. El periodista aceptó y esa misma tarde se encontró celebrando un banquete de bodas improvisado. Consiguió su visa y a la mañana siguiente, cuando su esposa Mbaré lo esperaba para marcharse de luna de miel, él voló a Bangui, capital de la República Centroafricana, donde se celebraba el juicio. Fue el único reportero que estuvo en la sala y pudo hacer una foto.

Simon EroroSimon Eroro aceptó que le circuncidara una tribu con palos de bambú para conseguir una entrevista. Este periodista del periódico Post-Courie de Papua Nueva Guinea cruzo ríos y selvas de Papua Nueva Guinea para tratar de infromar sobre los movimientos transfronterizos de los rebeldes del grupo Free West Papua que luchan por la independencia de esta remota provincia indonesia. El grupo sigue manteniendo costumbres tradicionales como llevar el pene enfundado y es muy raro que un periodista pueda llegar a ellos.

Pero Eroro lo consiguió. Aunque los rebeldes le exigieron que aceptará una circuncisión hecha con sticks de bambú como parte de una ceremonia de limpieza a cambio de la entrevista. El periodista aceptó. Su reportaje le reportó el premio a mejor exclusiva del año en su país de News Limited, la división australiana del grupo de Rupert Murdoch y tuvo un gran impacto en la zona ya que provocó una operación policial de gran envergadura para reforzar las fronteras y cerrar campos de refugiados de Free West Papua.

Vlado TaneskiVlado Taneski escribió una serie sobre un asesino en serie de ancianas… hasta que fue arrestado como autor de los crimenes. Era periodista en el Nova Makedonija (Nueva Macedonia), el diario nacional de mayor circulación en la capital Skopje y después en el Utrinski Vesnik (El Heraldo Matutino). Como reportero del pueblo de Kičevo fue el encargado de escribir las descripciones de los asesinatos de ancianas que tuvieron lugar en 2003 y 2004 y de las investigaciones policiales.

En sus textos incluyó frases como «Las motivaciones del monstruo de Kičevo aún no están claras». Incluso llegó a entrevistar a los familiares de una de las víctimas y les preguntó si sospechaban de alguien. Pero la policía sospechó de él por uno de sus artículos en los que reveló que una de las ancianas había sido estrangulada con el mismo cable con el fue maniatada, un detalle que no se hizo público. Y cuando confrontaron el ADN de pruebas relacionadas con las víctimas coincidió con el Taneski. Le detuvieron el 20 de junio de 2008. Y tres días después apareció muerto en el baño de su celda. Nunca se ha aclarado el motivo de los crímenes. 

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