Es verdad que hace una semana, el entrenador del Real Madrid repitió que él siempre hablaría de los árbitros. «Es mi forma de ser», decía.  Y eso a pesar de las recomendaciones de su presidente, que cree que quejarse de los colegiados es de los equipo pequeño.
Anoche, tras el partido contra el Recre, Shcuster siguió la recomendación de Calderón, y prefirió no hacer comentarios sobre la polémica actuación de Iturralde. Y eso sacó de quicio a los medios locales. A los medios, y a los aficionados del Recre que, sin saber por qué, llenaban la sala de prensa. Los periodistas, claro, provocaron desde el primer momento al alemán. Y Shcuster aguantó, exactamente, 34 segundos delante del micrófono. Fue el tiempo que necesitó para darse cuenta de que allí no tenía nada más que hacer. Esto pasa cuando una sala de prensa se convierte  en un bar improvisado, donde comentar los partidos con los amigos. Y confundir a Shcuster con un amigo es muy arriesgado. Los aficionados se quejaban con razón del arbitraje de Iturralde. Seguro. Pero se equivocaron al pagarlo con el Shuster más prudente de la temporada. Y así, seguro que no aprende.

Print Friendly, PDF & Email