Julian y Julienne, ilustración de Jhon Held publicada en vanity Fair en 1915.
Wikimedia Commons / Library of Congress

Antonio Blanco Prieto, Universidad de Oviedo

Se dice que los locos años 20 podrían estar a punto de regresar. Una noticia publicada el 12 de enero exponía que una época de desenfreno y derroche puede abrirse paso tras la pandemia.

No eran los primeros en hacerse eco. Otra revista titulaba: “Libertinaje sexual y derroche económico”: los ‘locos años veinte’ que nos esperan tras la pandemia». Cómo evitar una lectura con semejante titular.

En el subtítulo se indica que el temor y la precaución abrirán paso a “fiestas sexuales, el derroche económico y un alejamiento de la fe religiosa”. El planteamiento viene respaldado por Nicholas Christakis, considerado una de las 100 personas más influyentes del mundo por las revistas Time y Foreign Policy.

Ante estos contundentes titulares cabalgando por la red, la prudencia me lleva a buscar los orígenes. Y es que el rastreo de las fuentes puede ser un interesante juego de descubrimientos.

La contención siempre ha reinado en las epidemias

El reportaje extrae testimonios de Christakis recogidos en un artículo publicado el 21 de diciembre en The Guardian. En él se incluyen observaciones del epidemiólogo con motivo de la publicación de su libro Apollo’s Arrow, entre ellas la constancia de que durante las epidemias se incrementa la religiosidad, la contención, el ahorro y la evitación de riesgos. Y luego, todo lo contrario.

En su nuevo libro, cuyo título recuerda la terrible flecha de la peste que Apolo lanzó sobre los griegos en La Ilíada, el médico y sociólogo profesor de Yale ofrece una interesante revisión de los fenómenos epidemiológicos sociales. Su exhaustivo análisis permite concluir que las plagas y las pandemias, como el mito de Apolo, han formado parte de nuestra evolución como especie.

Tras emplear las herramientas sociales y biológicas disponibles en cada época, cuando la plaga finaliza la vida recupera la normalidad. Y es que al igual que las plagas, la esperanza es consustancial a la condición humana.

El final del comienzo

Si seguimos tirando del hilo, uno encuentra extensas entrevistas disponibles en la red en las cuales Nicholas Christakis recuerda que estamos ante el final del comienzo, no ante el fin de la pandemia. Para este final la vacunación es imprescindible, pero no solo de los más vulnerables sino también de la “gente popular”.

En su tertulia con el Club de charlas y debates Commonwealth recuerda la teoría de redes y cómo en cualquier contexto –desde aldeas hasta ciudades– hay personas que destacan por su elevada vida social, laboral o número de relaciones cotidianas. Estas habrán de tener un rol fundamental en el control de la pandemia.

Lonchas de un queso suizo con agujeros

Junto con la vacunación, el mantenimiento de las políticas públicas tendrá un impacto claro en el control de la pandemia. Y todas las herramientas utilizadas serán bienvenidas, al ser como lonchas de un queso suizo con agujeros.

Si colocamos solo una loncha –como ponerse mascarilla– el virus puede colarse entre los huecos. Si añadimos una segunda –distancia social– aún habrá espacios de intersección para la entrada del virus, pero si añadimos capa tras capa, lograremos la opacidad necesaria para impedir la entrada de elementos no deseados.

Partiendo del análisis de epidemias históricas, podría fijarse en dos años el tiempo de recuperación psicológica, social y económica. De este modo, hacia 2022 iniciaremos un fase de resaca entre medidas preventivas hasta alcanzar dos años más tarde el mundo pos-Covid-19.



A la izquierda, Robert P. George, profesor de Jurisprudencia en la Universidad de Princeton. A la derecha, Nicholas Christakis.


En otra interesante conversación mantenida con el profesor de Derecho de Princeton Robert P. George comprendemos que algunos hábitos cotidianos llegarán a resultarnos sorprendentes en la sociedad posterior a la pandemia.

¡Qué buen ejemplo el de las escupideras! Tuvo que llegar la gripe de 1918 para que se pensase que no estaría mal quitar las escupideras de los restaurantes, aunque hasta ese momento pudiese estar bien visto un escupido antes de degustar una buena lubina.

Se plantean cuestiones para el debate, algunas difíciles de asimilar, como la inequidad social o el inevitable impacto en la economía que causa toda pandemia, o la educación. Nuestros hijos recibirán una educación, con unos métodos y lagunas que serán muy diferente a los que siempre hubiésemos deseado para ellos.

¿Dónde están las bacanales?

Todo muy interesante pero, ¿y las bacanales?, ¿dónde están esas orgías de las que habla el investigador de Yale? ¡Localizadas! En el podcast de la Fundación para la innovación Nesta, Christakis indica que para 2024 viviremos un período de búsqueda de experiencias sociales; en bares de copas y restaurantes, eventos deportivos, mítines políticos, etc.

Habrá un incremento del gasto, la religiosidad descenderá de nuevo, podría haber libertinaje sexual y riesgos vinculados a vivencias intensas. También la creación de falsas conciencias románticas.

Ante esta reflexión, el entrevistador Ravi Gurumurthy indica en el podcast: “Mencionaste sexo y esto obviamente subirá la audiencia de este podcast”. Y así ha ocurrido, porque luego comienza a hablar de la falsa información, del problema en África Sahariana y otros interesantes pronósticos, pero la tendencia –Tending Topic– ya había sido creada.The Conversation

Antonio Blanco Prieto, Profesor asociado, Departamento de Sociología., Universidad de Oviedo

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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