Ellen Goodman

Premio Pulitzer al comentario periodístico.

 

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Ellen Goodman – Boston. Cada año por estas fechas, nos disponemos a celebrar el 26 de agosto el aniversario del sufragio femenino, a nuestra propia forma peculiar. Entregamos alegremente los Premios a la Paridad entre aquellos que durante los últimos 12 meses se han empleado a fondo por hacer retroceder la causa feminista.

Así que ¿qué es lo que nos deja esta edición? Por un lado, una latina sabia elevada a la Corte Suprema. Por otro, un pitbull con pintalabios que abandona la gobernación de Alaska.

En cuanto a los nuevos distinguidos, éste fue el año de Mark «No llores por mí, Argentina» Sanford, el padre semiadolescente reconvertido en famoso Levi Johnston, y – no lo olvidemos – una serie de miserables persiguiendo mujeres por el panorama mediático.

Pero basta. Los sobres, por favor.

Empezamos entregando el  Premio al Desequilibrio Hormonal Más Rabioso a los Amos del Universo que casi destruyen la economía. ¿La causa? ¡Envenenamiento de testosterona! La investigación del neurocientífico John Coates demuestra que contra más elevados son los niveles de testosterona entre los magos de las finanzas, mayor es la tendencia a asumir riesgos paulatinamente mayores «hasta empezar a hacer estupideces en algún momento». Recetamos un antídoto y muchas más mujeres en Wall Street.

Hablando de desequilibrios. El Premio al Más Talibán va, con profundo pesar, a los ministros del gabinete afgano. ¿Se acuerda del escándalo motivado por una propuesta de ley para que las mujeres chiíes estuvieran obligadas a «satisfacer los deseos sexuales» de sus cónyuges? Cuando el escándalo amainó, el gabinete aprobó una ley en secreto que dice que un hombre no tiene que mantener a su esposa a menos que «tenga acceso a ella». Nos gustaría enviarles una fusta, pero ya tienen.

Mientras tanto, en Francia, el Presidente Nicolas Sarkozy anunciaba que la vestimenta musulmana que oculta el rostro no era bien recibida, ya que son «un problema de libertad y de la dignidad de la mujer.» Descubrirse no es, al parecer, un problema de dignidad desde que la propia esposa trofeo de Sarkozy, Carla Bruni, posara como Dios la trajo al mundo. Por esta miopía cultural se le impone la banda del Premio al Doble Rasero decorada con una foto satinada de la primera dama.

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Hablando de la moda como declaración. ¿Hay ropa de diseño con la que no le pillarían ni muerta? Barneys gana el Premio de Consolación de las Víctimas de la Moda por la exposición en la tienda de maniquíes maltratados y sangrientos que posan como víctimas de ataques de clase alta. Ah, es que la sangre es el nuevo negro, y la violencia es taaaaan chic…

Basta con preguntar a Eminem. ¿Misoginia en la Música? Eminem ha vuelto a ganar el premio por su nuevo álbum «La recaída». ?l y sus alter egos andan sueltos y en pie de guerra: «Mira puta, eres el tipo de tía a la que atacaría y violaría». Eso es sólo una muestra. Enviamos a este rapero en recaída a la rehabilitación obligatoria.

Lo que nos lleva a G. Gordon Liddy, gurú de las relaciones públicas y  Premio a la inComunicación con los Medios por cebarse con Sonia Sotomayor. «Esperemos que las vistas para sentencia no se celebren cuando tenga la regla o algo, o justo antes de que le baje.» Noticia de última hora para Liddy, Sotomayor tiene 55 años. Le reconocemos los méritos adjudicándole la gripe porcina machista.

Pasamos ahora del alto tribunal a la cancha de tenis – tal vez. La copa  Superestrella del Sexismo  va a los empleados del Trofeo de Wimbledon que desplegaron bellezones jarrón en el codiciado centro de la cancha en lugar de los mejores jugadores. «La buena apariencia es un factor», admitió uno, y le recompensamos con un saque a la cabeza propinado por la campeona Serena Williams. Tía, set y partido.

¿Y qué sería de la gala sin Rush? Limbaugh gana el  Premio al Nuevo Hombre Sensible , un pañuelo bordado, por quejarse de su pobre audiencia entre las feminazis, perdón, las mujeres. «Díganme lo que tengo que hacer para cerrar la brecha», lloriqueaba. Tenemos la respuesta: jubilarte.

El Premio a la Reacción o quizá a la Operación va a los húngaros que han creado un concurso de belleza con un único requisito. Todas las concursantes de Miss Cirugía Hungría deben haberse sometido a estiramientos, haberse puesto implantes, o haberse prestado a cualquier otro procedimiento. ¿Nuestro requisito para los creadores del certamen? Reconstrucción dental integral.

Hablando de cuerpos, nos vamos hasta Alemania para entregar el  Premio a la Inferioridad Post-Feminista . Vera Lengsfeld no se postula al Bundestag siguiendo los pasos de Angela Merkel; se presenta como escisión de la canciller. La imagen de campaña de Lengsfeld de ambas vestidas de corte bajo se jacta: «Tenemos más que ofrecer». Ofrecemos un contra-eslogan a Vera: La economía, cortita.

Muchas esposas políticas codician el  Premio Tammy Wynette por soportar a sus errantes maridos. Pero la ganadora con diferencia es la todavía esposa del pedófilo convicto y evangelista Tony Álamo. Sharon Álamo juró ante los presentes en la sala que no se dio cuenta de lo jóvenes que eran sus novias, que pensó que sus bandas nupciales eran regalos del ministerio, y que dejaba que Álamo la llamara «comadreja, bastarda asquerosa y embustera» para ayudarle a liberarse de su cólera. Su ira puede salir, pero su cuerpo está… entre rejas. Ese es nuestro regalo a Sharon.

Pero no dejemos sin reconocer la labor de esos funcionarios escolares del Condado de Fairfax, Virginia, que protegen a nuestras hijas… de la protección. El Premio a la Tolerancia Cero va a los funcionarios que expulsaron durante dos semanas a una estudiante de sobresalientes por llevar drogas a clase: sus píldoras anticonceptivas. Habría sido expulsada menos días de haberse tratado de heroína. ¿O tal vez del embarazo?

Por último, admiramos la pasión sueca por la igualdad. Pero el  Premio a la Igualdad Dudosa debe ir este año a la joven pareja sueca que se niega a decir al mundo – o a su vástago de 2 años de edad – si él o ella es niña o niño. «Es un trato cruel traer al mundo a un bebé con un sello de color azul o rosa en la frente», dice la madre. Les enviamos un peluche y un pronombre que utilizar el próximo año. ¡Adelante!

Ellen Goodman
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