E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard yEditor de la sección Exterior del Washington Post.

 

Sobre Robinson

Sus columnas, ahora en radiocable.com

Otros columnistas del WP

 

   

Eugene Robinson – Washington. Los Demócratas tienen un par de cosas en las que pensar tras las elecciones del martes, pero los Republicanos no tienen tiempo para pensar. Están demasiado ocupados tratando de sobrevivir a la purga interna del partido y evitar ser enviados a la Siberia política.¿Denunciarán los leales a otros por albergar puntos de vista sospechosamente moderados? ¿El declarado culpable habrá de llevar un cartel que rece «Republicano sólo de nombre» como penitencia? ¿Habrá campos de reeducación? ¿Los herejes se enfrentarán a la técnica de interrogatorio avanzado de ser obligados a escuchar el ingenio y la sabiduría de Glenn Beck, volumen al máximo, día tras día?

O peor: Cuando las memorias de Sarah Palin «Going Rogue» vean la luz a finales de este mes, ¿serán obligados los ideológicamente impuros a leer ?? y prometer memorizar ?? cada dorada palabra? Su editor podría considerar destilar los puntos destacados en una edición de bolsillo. De esa manera, todo Republicano sorprendido sin un ejemplar de ??Citas célebres de la secretario Sarah? podría ser expulsado sumariamente del partido.

La gran noticia de los comicios del martes sería que los independientes, que dieron a los Demócratas su aplastante victoria del pasado noviembre, se decantaron esta vez por los Republicanos en Nueva Jersey y Virginia. De hecho, los Demócratas están tratando de averiguar lo que esto significa. Teniendo en cuenta la presente popularidad personal del Presidente Obama, ¿ha sido todo el tiempo la estrategia correcta su estilo distante constructor del consenso y alejado de la confrontación? ¿O, como sostienen algunos líderes de la izquierda, la falta de lucha y fervor ha enfriado a los independientes? ¿O todo tiene que ver con las cifras del paro?

Publicidad

Pero la búsqueda de los Demócratas resulta mucho menos atractiva que la guerra civil de los Republicanos. Los conservadores de las protestas fiscales – encabezados por Palin, Beck, Rush Limbaugh, Dick Armey y otros hartos del ??establishment? Republicano — consiguieron que el Demócrata Bill Owens saliera elegido en un distrito electoral sólidamente Republicano al norte de Nueva York. Lograron esta hazaña expulsando de la carrera a la candidata Republicana, Dede Scozzafava, por su apostasía en el aborto y los derechos de los homosexuales.

Los Palinitas – debido a su categoría de estrella es la líder oficiosa del movimiento en este punto, de manera que es justo bautizar al movimiento en su honor – apoyaron al candidato conservador del tercer partido llamado Doug Hoffman. Scozzafava abandonó las elecciones y dio su apoyo a Owens, que ganó por cuatro puntos.

El resultado neto es menos uno para los Republicanos y más uno para los Demócratas en la Cámara. La aritmética parece habérsele escapado a Erick Erickson, editor en jefe de la página RedState.com, que es casi tan influyente en el mundo de las protestas fiscales como la página de Palin en Facebook. Escribía: «Es una gran victoria para los conservadores. … Hicimos exactamente lo que nos propusimos hacer – aplastar al candidato que contaba con el apoyo de la dirección del Partido Republicano.»

El secretario del Comité Nacional Republicano, Michael Steele, presumía de ganar las dos gobernaciones. «Asumamos la postura de Heisman. Sí cariño. Es mi momento», decía el miércoles en la MSNBC. Pero ni siquiera Steele podía encontrar consuelo en la debacle de Nueva York. «No veo una victoria en la pérdida de escaños», decía con toda lógica.

La gente de las protestas fiscales ha dejado claro, sin embargo, que la lógica no cuenta – y que esto es sólo el principio. El próximo objetivo, ahora que han protegido al mundo de Scozzafava, parece ser el Gobernador de Florida Charlie Crist, que se postula al Senado. Crist cometió el imperdonable pecado de apoyar la ley de estímulo de Obama, y debe enfrentarse a un antiguo legislador conservador del estado en las primarias, Marco Rubio.

Erickson escribió que «si Crist quiere envolverse en el manto de legitimidad de ??candidato del estamento Republicano??, envolvámoslo por su cintura y lancémoslo a alguna de las muchas lagunas de Florida.»

Creo que las lagunas de la Florida son un eufemismo de la tundra siberiana.

La buena noticia para el Partido Republicano es que el electorado de extrema derecha está movilizado. La mala noticia es que el electorado conservador de extrema derecha no es lo bastante grande para elegir candidatos nacionales o estatales por lo menos sin la ayuda de los independientes y los Republicanos moderados. Los dos gobernadores en funciones Republicanos nuevos, Bob McDonnell en Virginia y Chris Christie en New Jersey, hicieron justamente eso. Si el partido va a insistir en la pureza ideológica de cada candidato en cada estado, cederá el centro político a los Demócratas.

Los Republicanos sensatos lo entienden. Pero cualquier titular Republicano que se presente a la reelección tiene motivos de preocupación en las posibles primarias en la derecha, con los fanáticos contrarios a la política fiscal gritando revolución, Palin vertiendo ataques desde las redes sociales y Beck gritando traición. No espero ver muchas muestras de valor.

Republicanos, esconded los ejemplares pasados de la revista The Nation que podáis tener tirados por ahí. Todas las televisiones sintonizadas en Fox News en todo momento. El Putsch Palinita puede ir a por usted.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
© 2009, Washington Post Writers Group

 

Derechos de Internet para España reservados por radiocable.com

Sección en convenio con el Washington Post

Print Friendly, PDF & Email